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Luis Dávila Colón |
Ponencia durante la presentación del libro
“Tirando al Medio: Faenas de la Prensa Colonial”
de Luis Dávila Colón. Sábado,
14 de Noviembre de 2015, Museo de Arte de Puerto Rico
Buenos días a todos. Estoy aquí porque quiero hablarles de un subversivo que está entre nosotros. Les hablaré de mi querido amigo, el provocador y subversivo Luis Dávila Colón.
El logro principal su libro “Tirando al Medio: Faenas de la Prensa Colonial”, con todos los aspectos en los que difiero – es precisamente que logra provocar la discusión y que desenmascara la realidad del traqueteo en la opinión pública. Nos documenta una historia totalmente distinta a la tergiversada por la dominante “mediocracia” colonial criolla.
Y podemos diferir del él, podemos aceptar lo que dice, o como me pasa a veces y le digo, que “me saca por el techo” cuando nos vuelve locos con sus cosas, pero siempre lo tengo que leer y respetar... Por algo es “Papá”….
¿Y por qué es importante hablarles de Luis Dávila Colón hoy? Por muchas razones.
La primera, que no es coincidencia que precisamente hoy presente su obra más excelsa, el libro “Tirando al Medio: Faenas de la Prensa Colonial”.
Hoy precisamente cuando en el mundo está atento al terror en París con los ataques que perpetraron anoche los militantes extremistas de ISIS, pero acá en Puerto Rico, los medios estaban dormidos…. Nos enteramos por la Internet y las redes sociales primero.
La presentación del libro hoy coincide además con algo más que pasó anoche: Los despidos masivos en lo que era Casiano Communications, hoy Latin Media, que fue adquirida por un grupo de inversionistas encabezado el ex presidente de UBS, Miguel Ferrer.
Coincide además con la debacle que está ocurriendo ahora mismo en el periódico El Vocero con la pugna entre los socios y la salida de los directores.
Coincide con los despidos recientes en GFR Media, el casi 70% menos en ventas que tendrá este año Univisión televisión, la crisis que ha provocado cierres y seguirá provocando cierres en emisoras de radio, agencias y todos los medios.
Vivimos en tiempos convulsos, de mucha desesperación y una depresión económica asfixiante.
Por eso es que el libro que hoy presentamos viene en un momento tan importante.
Más allá de la polémica política, de lo que una pueda decir en contra de las posturas de fanáticos y los “devotos” de sus análisis o de lo que digan sus múltiples “haters”, este libro de Luis Dávila Colón nos sirve de ruta para poder hacer un análisis serio de las verdades ocultas en la industria de los medios de comunicación en Puerto Rico.
Para mí este día tiene un significado bien importante por muchas razones.
Primero porque junto a Luis, creo que soy la única analista de la industria de medios en nuestro país y en nuestro entorno caribeño, y por eso me toca el corazón.
Segundo – y no menos importante - me toca también porque yo llego aquí después de una historia larga con este hombre. Mis amigos y ex compañeros periodistas todavía no entienden mi relación con él y nuestra profunda amistad.
Estando NotiUno, Luis criticaba constantemente a los periodistas que fiscalizaban y cubrían a la administración del Partido Nuevo Progresista (PNP) bajo Pedro Rosselló. Sus ataques furibundos a la prensa avivan masas y eso provocó que los fanáticos políticos agredieran reporteros en 47 ocasiones, como demostré cuando tuve que deponer ante la Asamblea Legislativa que investigaba el patrón de esas agresiones. Eso hizo que yo, siendo presidenta del Overseas Press Club, moviera una opinión. Fui varias veces a hablarle, pero finalmente el Comité de Libertad de Ética de la institución lo criticó enérgicamente en una declaración escrita. Y Luis, listo al fin, lo compiló junto a su reacción y análisis en el libro La Dictadura de la Prensa que me dedicó en el 1999.
Hoy, años más tarde, tengo la satisfacción de decir que Luis entendió el mensaje que le di en aquel momento. No se ataca al periodista que es un simple obrero de la noticia. Se ataca a las líneas editoriales de los “mogules” mediáticos que son los que sin ser electos, quieren y gobiernan a este país. Y eso, precisamente es lo que verán en este libro.
Pero antes… Quiero aclarar también que ser amiga de Luis Dávila Colón es ponerte un carimbo, sí de esos que usaban los esclavos… Te ponen un carimbo por asociación, porque te señalan. Te segregan. Te abandonan. Te rechazan. Te critican….
Sin embargo, aunque no lo quieran admitir públicamente, te leen, te escuchan y concuerdan contigo. Al final, te respetan porque te das a respetar por tu valentía, tu dignidad y tu franqueza. Y eso es precisamente lo que demuestra Luis, con todas las objeciones que se le puedan hacer.
Por eso, desde que comencé con Luis en el 2010 con mi segmento “En Blanco y Negro” en el programa El Azote por WKAQ, y luego, con mi blog del mismo nombre, y en cada columna que escribo o en cada comparecencia mediática que hago, tengo ese carimbo, prácticamente en la frente…. Pero como diría Carlos Pesquera, por aquello de recordar donde estoy ahora mismo y con qué gente, “a orgullo lo llevo”.
Me enorgullece porque Luis es un subversivo y un provocador como yo. Y por eso lo respeto.…
Como dijo hace muchos años en aquel libro del 1999, La Dictadura de la Prensa:
“Pensar, opinar, analizar, debatir ideas y expresar puntos de vista divergentes y minoritarios no es tarea fácil en Puerto Rico. La intolerancia, la competencia desmedida, la envidia, la incomprensión, la ambición de imponer un poder y el afán de amordazar el pensamiento divergente, es parte de la gran tragedia de nuestros tiempos. Irónicamente, vivimos juntos en una Isla, segregados de costa a costa por una enorme cordillera ideológica que nos obliga a darle las espaldas al inmenso mar de las ideas y de las opiniones divergentes”.
Esas palabras fueron para mí una gran lección y son mi norte porque comprendí que me une a Luis el hecho de que él no tiene la hipocresía y las malditas imposturas esas que han hundido a este país… Él no tiene las vendas que dominan otros sectores.
Son precisamente esas vendas las que, por ejemplo, hacen que el independentismo siga estancado como opción descolonizadora porque se ha acomodado a la estructura de ser el tercero en el ámbito del poder político. Porque debido a tantos años de persecución y represión federal y colonial, el independentismo se acomodó y se acostumbró a los latigazos del amo. Pero no del amo estadista, sino del sistema colonial. Y eso, aunque duela decirlo y aunque a muchos independentistas les moleste admitir, es la verdad.
Muchos en el sector independentista de este país se acomodaron y se acostumbraron. Por eso aceptan ser silenciados, especialmente en los medios de comunicación. Y eso es algo a lo que yo me niego y me negaré siempre.
Hay que decir las cosas como son, y de frente. Sin miedo. Y esa es una característica importante de Luis Dávila Colón y que demuestra de manera muy sincera en este libro.
Por eso yo lo llamo subversivo porque con su verbo y con su letra, intenta subvertir el orden social o moral establecido en las actitudes de los suyos. De los mismos estadistas, especialmente del PNP. Desde el primer capítulo, de manera objetiva admite los errores y la negación en la que vive la inmensa mayoría de los estadistas que se niegan a aceptar que su movimiento no está creciendo.
Y sí, Luis es subversivo contra los que piensan como corderitos detrás del caudillo que dice ser estadista pero que al final, viene a vivir de la colonia, a mantener la colonia y a mantener a sus panas con contratos en el gobierno. Por eso lo respeto, porque el único que se las canta en la cara a los mismos estadistas es Luis. Pero eso no quiere decir que no difiera profundamente de él.
Difiero, y mucho. Difiero de la premisa en su libro de que la principal causa del desbalance en la prensa es que se enfocan en atacar a los estadistas.
No. Aquí en los medios se discrimina mucho contra los negros, contra los viejos – que son y serán la mayoría –, contra las personas con impedimentos, contra los extranjeros, contra las mujeres, incluso contra los independentistas y otros sectores políticos organizados. Es todo un orden político-ideológico que muchos medios quieren impulsar, negando a otros sectores.
Y lo que es peor, en los medios se selecciona una agenda que convenga al interés económico de sus dueños.
Si tú tienes una nómina de $2 millones y tu medio no factura, o si como le pasa al canal de televisión, este año vas a tener un 70% menos en ventas tienes tres alternativas: 1) o radicas quiebra o vendes como hizo Casiano, 2) o reduces personal y reajustas como han hecho todos, o 3) flaqueas y cambias de postura para acomodar tu editorial a la conveniencia… Y eso es precisamente lo que pasa aquí. Aquí no ha habido una depuración de los medios. Hay demasiados que no se adaptan. A esto se añade la agonía en los medios impresos
El poder económico-político de la colonia se chupó al poder editorial y a la libertad de prensa.
Pero a diferencia de lo que Luis dice en su libro, yo pienso que hay víctimas cada 4 años. No sólo los populares e independentistas discriminan, sino también los del PNP porque cada vez que sube un gobierno azul, empieza a sacar a los demás que se oponen. Eso es ley, y el que lo niegue, miente.
Luis dice que el público está expuesto a más de 17,000 horas de contenido anti estadista. Dice que hay demasiadas horas anti PNP en la radio, pero yo difiero porque la desproporción – si la hay – no es tan grande. Por ejemplo, en Wapa Radio que tiene emisoras en San Juan Ponce, Aguadilla, Arecibo, Guayama. Es la única emisora que transmite las 24 horas del día y que deja a la gente hablar y expresarse, y casi todos son estadistas. Lo mismo pasa en muchas emisoras regionales que son cada vez más fuertes que las cadenas, como he destacado en varias columnas.
Sin embargo, sí aplaudo a Luis porque casi sin recursos, hizo un estudio cuantitativo y cualitativo que provoca y le da en la cara con estadísticas, a los demás. Lo que me hace preguntar es ¿por qué en las escuelas de comunicación no hacen esa misma evaluación? ¿Por qué no publican los estudios que hacen los estudiantes de maestría? ¿Por qué no informan al país esos análisis de los sesgos con los que la prensa quiere controlar la opinión pública? ¿Por qué no se atreven a desmentir lo que hace Luis? Quizás por miedo a no conseguir los pocos trabajos que quedan, si alguno, en los medios. Es irónico porque esto es lo que deberían estar haciendo las universidades, pero Luis muy hábilmente lo presenta en su libro.
En su análisis en “Tirando al Medio” nos provoca a contar esas horas, a corroborar si es verdad lo que dice o si exagera o si debemos crear nuestras propias hipótesis. Él lo que quiere es que otros se muevan a corroborar sus teorías, que al final de cuentas, haría un servicio al país y a la democracia.
Por todas esas razones hay que destacar este trabajo. Luis Dávila Colón sacó el tiempo que otros no sacan para hacer una recopilación de información, la agrupó y la presenta en una obra sin precedentes en el análisis del periodismo puertorriqueño. En ese sentido, es una Lectura más que obligada, imprescindible, en todo aquel que pretenda llamarse comunicador o periodista.
· El libro tiene 21 capítulos y 382 páginas que no puedes dejar de leer. A veces porque asientes y sientes que te dice la verdad, como si te pararas frente a un espejo. Otras veces, porque quieres gritarle que se equivoca, o que está loco entró en fase maniaca cuando lo escribió, o que no aceptas su argumento, pero no puedes detener la lectura.
· Los capítulos 1, 2, 3 y 4 son una verdadera joya. Lectura obligada para los periodistas en las que sienta las bases de su teoría sobre el discrimen en los medios a la mitad de la población.
· El capítulo 5 arroja luz sobre las interioridades en El Vocero. Mientras que los capítulos 6, 7 y 8 hacen un recuento de los eventos políticos y cómo las coberturas noticiosas se fueron dando con sus obvios matices ideológicos.
· El capítulo 9 recuenta la determinación de Tribunal Supremo en las elecciones de 2004 y en el capítulo 10, habla de los “Pavaclintocks”. En el capítulo 12 analiza la cobertura noticiosa de la Pensión Cadillac de Roselló, y en el capítulo 13 cómo la prensa cubrió el caso de Acevedo Vilá, y las dobles varas en coberturas de otros casos.
· En los capítulos 14 y 15 hablan de Fortuño, en el 16 del Tribunal Supremo. En el capítulo 17 de Rivera Schatz y en el 18 de la elección del incumbente García Padilla.
· El capítulo 19 narra la guerra de las portadas entre El Nuevo Día y El Vocero durante el 2012 que merece una lectura detenida. En el 20 con la colonia y Ricky Rosselló, y termina con reflexiones importantes sobre la realidad actual y lo que podría pasar a partir del 2015 en su último capítulo.
Este libro es una lectura mandatoria, porque no es un mero análisis de contenido, sino un profundo análisis cuantitativo y cualitativo de horas, espacios y tiempos. ¿Qué podemos diferir? Claro. Lo que es indiscutible es el esfuerzo.
Y si en algo coincidimos es que todo esto abona al vertiginoso colapso en la credibilidad del periodismo y de los medios puertorriqueños.
Por eso el análisis que hace Luis en su libro sobre el uso de las redes sociales me parece interesante, viniendo de uno al que prácticamente tuve que empujar para que creyera y se convirtiera. Pero no necesariamente el total de seguidores te hace influyente. A veces con menos, tienes más poder de mover la opinión.
Me pareció genial su evaluación de contenidos noticiosos desde las ópticas de los parámetros de la propaganda y la manipulación, y como usó las teorías que tanto sigo de Noam Chomsky y las viró al revés. Y concurro cuando dice que:
“El uso y abuso de la información selectiva y la desinformación como un instrumento de timoneo electoral y control político y social, es el arma más formidable con que cuenta el colonialismo puertorriqueño para mantener sumiso el electorado. Ese tipo de periodismo colonial es la yunta de bueyes que mantiene la retranca del status”
Luis dice que:
“Los marcadores de nuestra “historia” son los periódicos y medios imperantes (que denomina “mediocracia colonial”) que con titulares falsos y gordos han timoneado, censurado y tergiversado la historia a su antojo. En especial durante una época en que no existen líneas editoriales alternas ni voces disidentes que puedan presentar en cada suceso el otro lado de la moneda. En particular, esa visión que compartimos la mitad de la población estadoísta, invisibilizada, censurada, carpeteada y diabolizada por esa mediocracia colonial que ahoga nuestra endeble y fraudulenta democracia”.
Yo difiero. Pienso que en el Puerto Rico actual existen versiones mucho más pequeñas son igualmente subversivas contra ese tsunami del poder mediático. Casi todas desde las redes y la Internet.
Un Dr. Shopper que lleva 10 años tratando de hacerle frente a las mentiras y la censura previa de empresarios – debemos recordar lo que hizo con esquemas de fraudes, con el AuoExpreso, con los dinares, con los multiniveles, con el café y el arroz que controla un empresario y los hace lucir como de aquí, contra el ron… Un José Elías Torres en WPAB, un Radio WALO en Humacao, un regional como La Perla en Ponce, un NotiCel en la medida en que puede.
¿Qué por qué hay que leer a Luis Dávila Colón?, les doy una razón adicional.
Porque es verdad que a los medios hay que fiscalizarlos.
Los medios locales tienen un historial de irresponsabilidad a la hora de informar. Por ejemplo, en el 1972 se concentraron en cubrir el certamen de Miss Universe que se celebró en el hotel Cerromar en Dorado y poco se destacó sobre las muertes de 22 puertorriqueños dos meses antes en un ataque de terrorista en Tel Aviv mientras se dirigían a Tierra Santa. Bueno, es que los certámenes de belleza siempre han sido una nota mediática para desviar la atención de otros asuntos.
Pero como dice el periodista y compositor Alexis Morales Cales, la prensa local tiene un alto grado de irresponsabilidad al obviar coberturas de cosas importantes. En 2001 se concentraron largas horas en el referéndum de la Marina mientras miles de puertorriqueños sufrían una extraña serie de erupciones en la piel y problemas respiratorios que abarrotaron las salas de emergencia. No fue hasta que terminó la transmisión pagada del referéndum, como a las diez de la noche, que una periodista de Univisión dijo: “Un volcán ha hecho erupción a 200 millas al sur de la Isla. Se recomienda no salir a la calle”.
Ese historial es engrosado ahora por la falta de cobertura y análisis adecuados de las pesquisas del gobierno federal a los funcionarios del gobierno actual versus a la apabullante cobertura y fiscalización en casos similares durante la administración de Pedro Rosselló.
Y anoche también se demostró esa falta de análisis en los terribles actos de terror en París. Estamos ante el umbral de un posible conflicto bélico internacional y acá los medios ni se enteraron.
Y más aún, con todas las críticas que se le puedan hacer al gobernador Alejandro García Padilla, hoy digo que la prensa que lo cargó ahora gesta un golpe de estado en su contra.
Antes eran sus protectores, ahora son sus enemigos, así como la prensa ha sido parte de la caída de gobernantes a través de la historia.
En 1972 el diario EL MERCURIO de Chile ayudó a crear el ambiente que desembocó en la caída del presidente Salvador Allende. El día del golpe de estado contra Allende una cadena radial apoyaba a los golpistas y exhortaba al pueblo a unirse a la rebelión. Si eso fue bueno o no, habrá distintas opiniones. Pero fue así, la prensa fue parte de la historia.
Acá en Puerto Rico, si AGP se niega a retirarse, un periódico - o mejor dicho, sus dueños - seguirán disparando municiones contra su antiguo aliado en La Fortaleza.
Pero mientras se siguen dando esas dinámicas, muchos periodistas optan por ser como yo les llamo “Kardashians, mingos o embarraos”. Les llaman periodistas, pero en realidad no lo son. Son gente que podrá tener el título universitario, la credencial que da el gobierno, o la identificación de reportero de un medio, pero no ejercen la función con la responsabilidad que eso conlleva. Es una cuestión de actitud. Y eso, el gobierno lo sabe y se aprovecha. http://www.noticel.com/blog/177044/mingos-embarraos-y-kardashians.html
Como dice Luis en su libro – y fue el único que se atrevió a decirlo de frente - en el verano pasado la Asociación de Periodistas celebró su convención anual con días de fiesta en un hotel de lujo de la capital. Poco fue lo que se discutió allí sobre las mordazas a periodistas, la falta de transparencia del gobierno de turno y de lo que ocurre al interior de los medios. En cambio, y como dice Luis “hubo una gran noche de gala. Un regio fiestón de premiación” en el que amplios sectores del periodismo puertorriqueño montaron una alfombra de pasarela y desfile de modas y se premió hasta los periodistas mejores vestidos.
Yo los miraba por televisión desfilando con sus ajuares en una burbuja de superficialidad y pensaba, con frustración, ¡Hasta dónde ha llegado la prensa puertorriqueña! Me sentí mal al verlos, yo, que había luchado tanto desde los gremios, creando entidades para defender la libertad de prensa, denunciando y defendiendo periodistas para ver ahora el espectáculo en el que algunos cayeron. En lugar de denunciar las realidades al interior de los medios, la prensa optó por convertirse en fashionistas en una vergonzosa y humillante demostración de hasta dónde han bajado los estándares de lo que debe ser el oficio.
Por eso el libro de Luis debe servir también de reflexión sobre los estilos y el ejercicio del periodismo.
Y termino con una reflexión que me marcó profundamente. La encuentran en la Página 363 del libro:
“Aquellos que controlan la conversación y los que determinan la narrativa, imponen a su antojo los temas, el contenido, las prioridades, las perspectivas y las opciones políticamente correctas del debate diario de noticias. Como invisibilizan al opositor y amordazan la disidencia, lo que predomina es un corillo de prensa que repite el monólogo sordo, ciego y mudo, excluyente de todo choque de ideas de la mitad de nuestra población. Cuando se privatiza y se monopoliza el poder para determinar qué excluir, a quién destruir, a quienes desterrar de los medios y cómo enfocar lo que es políticamente “aceptable” y lo que noi es, o juzgar a quiénes son los “buenos” y quiénes son los “malos”, se determina entonces el curso de lso eventos, se destruye la diversidad y el pluralismo, pero más aún, se termina por socavar las bases de la democracia. A la vez se sustituye la institucionalidad el respeto de los gobierno para servir a los particulares intereses pecuniarios, así como a los prejuicios sociales”.
Muchas gracias.
Sandra D. Rodríguez Cotto
Sábado, 14 de noviembre de 2015
Museo de Arte de Puerto Rico
Presentación del libro “Tiirando al Medio: Faenas de la Prensa Colonial” de Luis Dávila Colón