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La noticia negativa

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Todo el mundo se queja de por qué la prensa siempre se enfoca en lo negativo


La noticia negativa. Siempre sale el tema. En todos los talleres que ofrezco a menudo sobre el manejo ante la prensa, en reuniones con profesionales y en cuanta conversación tenga sobre medios viene la misma queja. Todo el mundo se queja de por qué la prensa siempre se enfoca en lo negativo. 

Inevitablemente, esto siempre me recuerda una discusión fuerte y constante que tenía con uno de mis primeros jefes, Manny Casiano, presidente y dueño del semanario de economía Caribbean Business.

Manny siempre me decía que tenía que enfocarme en cubrir las noticias positivas como aperturas, fusiones, nuevos productos, cambios de empresas. Yo le decía que si esa era la noticia se cubría, pero si era un cierre o una quiebra, se tenía que cubrir igual. Le decía que un verdadero periodista no se puede vender o influenciar por los anunciantes del medio, que la disciplina de un periodista ético se basa en reportar los hechos tal y como acontecen, sin editorializar y sin maquillarlos o pintarlos como el anunciante o el publicista quiera. Y él me decía que yo me equivocaba, que no se trataba de eso, que tenía que decir la verdad pero con conciencia de ver el ‘macro’ y evitar caer en lo que hace la mayoría de la prensa en el país que es verlo todo desde un ángulo negativo.

“Los titulares son negativos. Las noticias de televisión son de crímenes y muertes. Si lo único en que nos enfocamos es en lo malo, se afecta todo. Esto afecta el clima de inversiones porque las empresas no quieren invertir en lugares donde todo sea negativo”, me repetía siempre Casiano.

Veinte años más tarde, pienso que tenía algo de razón. ¿Son las noticias negativas un reflejo de la realidad? ¿Espejo o lupa?


Todo depende de la teoría de la comunicación que se esboce. Algunos estudios, por ejemplo, señalan que la influencia de noticias e imágenes de violencia y crimen, provocan que el público se insensibilice al sufrimiento ajeno, sobreestime la violencia real e intente imitar lo que ve en los medios. Otros, como Paul Tetlock, en su libro ‘El rol de los medios en el Mercado de valores’ señalan que el ángulo las noticias financieras pesimistas, hacen que varíen los precios de las acciones y predice caídas en valores.

En ese sentido, quizás tanta noticia negativa – tales como el estancamiento económico, desempleo, la emigración masiva, deserción escolar y crimen – tenga algo que ver con el pesimismo colectivo que se vive en Puerto Rico. Pero la prensa no puede tapar el cielo con la mano. La verdad hay que contarla aunque duela.

Como reacción a tanta información negativa, se buscan noticias distintas. El problema es que lo ‘positivo’ se relega al último reportaje del telediario, a cinco minutos en la radio matutina de noticias o a las páginas de comunidad en los diarios. Casi siempre se enfoca la noticia positiva como un tono paternalista, muchas veces sin profundidad. ¿Será acaso que los periodistas están acostumbrados sólo a fiscalizar o a cubrir comunicados y no encuentran cómo enfocar lo bueno?

¿Somos los periodistas y comunicadores tan escépticos que todo lo miramos con pesimismo? ¿Son todas las noticias negativas? ¿Publicar noticias positivas equivale a ser flojos o a publicar lo que en el argot periodístico llamamos ‘mondongos’ (o sea, cosas que nadie lee)? ¿Somos los periodistas, relacionistas y comunicadores una especie, una raza, una clase de pesimistas que solo destacamos lo malo, o en realidad somos realistas que sólo reflejamos la verdad?

Un hecho sin discusión es que el público está acostumbrado a lo negativo y busca el morbo. Por más que se quejen, son los primeros en sintonizar las noticias de la pugna política y comentar el tema del día o ver la serie policíaca de crimen y violencia. La gente se queja de los canales de televisión comercial, pero no respalda con iguales ratings a la programación que debe ser distinta, por ejemplo, la de WIPR, el canal 40 o la de canal 13 de la Iglesia Católica. A veces a los canales o emisoras ‘positivas’ no las prenden ni para calentar los televisores o radios.

Pero aún con tanta noticia negativa y tanta queja del público, la ironía es que llega el momento en que no se puede vivir sólo de eso. Las audiencias se hartan. Se cansan de leer portada tras portada de periódicos tirando bolas de humo, o publicando dimes y diretes entre políticos, o el que no pagó sus impuestos o al que está siendo investigado por el Contralor o por Ética. Se cansan también de las noticias de Maripily o Kim Kardashian. Por eso cancelan suscripciones de diarios pagados, o no sintonizan CNN o al noticiario local en la televisión para evitarse aburrimiento.

Por eso es que siempre hacen falta las noticias positivas. El ángulo distinto. El negocio del periodismo, a la larga, estaría mucho mejor si se da cuenta de que hace falta ese cambio de conciencia.

NOTA: Esta columna fue publicada en El Vocero, el 4-8-2014 - http://elvocero.com/la-noticia-negativa/

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