Fernando Pérez González (Foto de Facebook) |
Prohibido olvidar. Los periodistas y todos los que laboramos en la radio y en los demás medios de comunicación, el país entero, nos sentimos en luto desde que supimos de la partidade Fernando Pérez González, el veterano locutor de WKAQ.
Fernando siempre fue un gran compañero y colaborador, un ser humano decente, respetuoso y de fe, que toda su vida sirvió no sólo como locutor, sino haciendo obra social voluntaria por los más necesitados. Por eso da coraje que su nobleza fuera objeto de burla por parte de los integrantes del chat de Telegram del exgobernador Ricardo Rosselló. Esto no se puede quedar impune, ni se puede olvidar así de fácil.
Los pocos que revelamos el desgraciado chat en julio pasado todavía enfrentamos las consecuencias de nuestra labor. Sin embargo, con valentía denunciamos el daño que se hizo, y cómo fue que la gente que ostentaba el poder se burló de los muertos tras el huracán María, de las mujeres que exigían protección ante la violencia, de los pobres, los negros, los homosexuales y prácticamente todos los sectores de la sociedad puertorriqueña.
Hoy, no podemos callar ni olvidar tan fácilmente que una de las víctimas de esas burlas fue Fernando Pérez González. Por ser decente y recto, por vivir su fe cristiana y ayudar a los demás, también cayó en las burlas de los que todavía gobiernan a Puerto Rico.
El agente de propaganda Carlos Bermúdez, quien ha comprado a muchos en los medios con su payola, criticó un comentario que hizo Fernando al aire al responder sobre acciones de sectores políticos. Bermúdez chateaba en ese momento con el asesor legal Alfonso “Falfo” Orona, con el exsecretario de asuntos públicos Ramón Rosario, y con el exgobernador Rosselló, y catalogó a Fernando Pérez González con uno de los epítetosmás usados por estos exfuncionarios al llamarlo “mamalón”.
Al Fernando no prestarse al chayoteode esos políticos, fue objeto de burlas de esos políticos inescrupulosos que intentaron tergiversar su calidad de ser humano con esos epítetos. Los que conocimos a Fernando sabemos que él probablemente olvidó al instante y perdonó, pero el perdón no significa olvido. El pueblo puertorriqueño no puede olvidar esa falta de respeto y esa injusticia.
Pero si ser honesto y decente como fue Fernando, lo interpretan como ser mamalón, vamos a convertir lo negativo en positivo. Seamos todos como Fernando. Yo quiero ser como él fue en vida. ¡Que vivan los decentes!