Foto de antaño: Katherine Angueira, Elías Sánchez, esta servidora y Ricky Rosselló |
El escenario: La casa de Luis Dávila Colón, y el ambiente fue una fiesta de Navidad para los colaboradores de su programa y periodistas de WKAQ 580.
Yo ya había desarrollado una amistad con Ricardo Rosselló y nos comunicábamos bastante por email, y por chat. Todavía guardo los “mixeos” de música que me enviaba, y se lo acababa de comentar a mi amiga, la líder feminista Katherine Angueira, con quien llegué a la fiesta. Compartíamos con gente bien apreciada, como el historiador Mario Ramos y el reportero Raúl Antonio Flores. También estuvo por allí David Bernier y otros colaboradores del programa de Dávila, que en ese momento tenía gente de diversos sectores.
Ricky Rosselló, Mario Ramos yt David Bernier en la fiesta en casa de Dávila Colón. |
Nos íbamos a tomar una foto, cuando de pronto se me acerca por un lado Elías Sánchez y por el otro Ricky Rosselló. Yo apenas conocía a Elías así que me quedé quieta. Y viene Katherine, tan franca y fuerte como es, y me dice: “Sandra, sal de ahí para que no te tomen esa foto porque el día que arresten a Elías Sánchez o metan a estos dos presos, te van a sacar esa foto en contra”.
Yo me pasmé, subí los hombros y me puse roja. No hay cosa más rara que ver a una negra sonrojarse. Así estaba. Y en ese momento tomaron la foto. Así que para que no lo cuenten como no pasó, ahí va.
Raúl Antonio Flores, Mario Ramos, esta servidora y Ricky Rosselló. |
Acto seguido Katherine se volteó hacia Elías y Ricky y les dice con autoridad: “Yo no quiero enterarme que a ustedes dos en un futuro los acusen de corrupción”, lo que provocó una risa colectiva, algo pasmada por lo fuerte que fue. Estoy convencida de que Katherine tuvo el don de la premonición en ese instante.
Hoy han pasado varios años. A Rosselló lo convirtieron en gobernador, y es probable que sea el primero en nuestra historia que tuvo que renunciar, y que podría ser residenciado, según dijo anoche el presidente de la Cámara de Representantes, Johnny Méndez.
Mucho ha pasado desde entonces. La corrupción se entronizó en los cimientos de las estructuras que debían proteger y cuidar a este pueblo. Corrupción económica, fiscal, pero más que nada, corrupción moral. El chat de Telegram descubrió la podredumbre, la mezquindad y el grado de depravación que habitaba entre los que dirigían los destinos de todo Puerto Rico. Ese chat, que comenzó caundo Oscar Serrano reveló su existencia en Noticelel 9 de julio, y que los días 10 de julio y 11 de julio esta servidora, y también Aiolla Virella desde el periódico Metro, provocó sorpresa, escarnio e indignación. Cuando el Centro de Periodismo Investigativo reveló las restantes 889 páginas el 13 de julio, ya no había marcha atrás. Desde ese momento se supo que se tenían que ir del poder.
Las burlas y la represión institucionalizada, la violencia a la mujer, la homofobia, los ataques a la prensa y a los opositores, la mofa a los gordos, a los negros y a los pobres, y más que nada, el reírse de los muertos después del huracán María demostró la cultura imperante entre Rosselló y el grupo íntimo de sus allegados que todavía hoy, tras bastidores y después de haber renunciado, siguen moviendo los hilos del poder de todo un pueblo.
Sí, lo hacen. Escondidos. Ya no bajo un manto de un chat, sino bajo la corrupción que los arropa. La misma corrupción que quedó ante los ojos de todos cuando se leyeron páginas y páginas de un chat en el que se inicitan a la comisiónde delitos y a la violencia directa con frases como “vamos a joderlos a to’” o como dijo el representante ante la Junta de Control Fiscal, Christian Sobrino usa frase como “Estoy salivando para caerle a tiros”. Es la cultura del “cogemos de pendejos hasta los nuestros” como dijo Ricky, la visión de “volarle la cabeza” al contrario que impuso el autoproclamado “gobierno millennial”.
Pero el pueblo despertó. Abrió los ojos y se quitó las vendas del maldito fanatismo electorero que nos trajo hasta aquí, con esos gobiernos como el de García Padilla, Fortuño y los anteriores que nos hundieron, y dijo ¡basta ya! El pueblo puertorriqueño se cansó de tanto atropello y por eso llevan casi 12 días de protestas ininterrumpidas.
Un pueblo que todavía sufre los embates que dejó el huracán, que ha visto a sus familias dividirse por un exilio económico que provocaron los corruptos, que ve sus escuelas cerradas, a las farmacias racionando sus medicamentos, con la luz y el agua más caras cada día y con la calidad de vida por el suelo, dijo “no más”. Cuando todavía hay más de 30,000 personas que viven bajo toldos azules y decenas de miles que aún lloran a sus muertos y enfermos, no podía haber más tolerancia para la mediocridad.
Por eso hoy es un día histórico. Triste, porque nadie merece vivir en vergüenza: ni el gobernador, ni sus ayudantes, ni los que votaron por él, ni el resto del pueblo. Sí, es triste, pero a la vez es un día de esperanza y alegría. Esperanza de que podemos y estamos moviéndonos con dignidad hacia algo distinto, que sólo el tiempo dirá que es. Eso, de por sí, debe ser motivo de alegría.
En lo personal considero que es penoso ver cómo Ricky Rosselló cayó en vergüenza, y a la vez siento que se lo merecía. Bueno que le pase, por corrupto. Un hombre joven que tenía toda una vida por delante, cavó su propia tumba con la gente con la que se rodeó, y con la corrupción y el pillaje que lo cegaron. O quizás no lo cegaron. A lo mejor siempre supo que iba al tumbe, pero el país no se lo perdonó ni se lo perdonará tan fácil.
Este país ha sufrido demasiado pero ya tenemos que pasar la página y movernos a hacer un nuevo Puerto Rico. Los que vengan a dirigir los destinos, saben que ya la gente, por fin, abrió los ojos y perdió el miedo. Pero mientras tanto, paz y sosiego es lo que espero para hoy, 24 de julio de 2019 y para los días subsiguientes. Como dijo una vez el orador griego: “El tiempo es el mejor consejero de todos”. Le daré tiempo a las cosas, para ver cómo pasa esta odisea. Por eso hoy recordé el pasado, pero miro optimista al futuro. Que así sea.