(NOTA: Esta columna salio originalmente en NotiCel el domingo, 17 de junio de 2018 - http://www.noticel.com/opiniones/blogs/en-blanco-y-negro-con-sandra/los-analfabetos-en-la-comunicacion-cuestan/754088162 )
Aunque casi todos los puertorriqueños tienen redes sociales o se enteran de las noticias por los medios tradicionales, la verdad es que no las usamos para nuestro provecho colectivo como pueblo. Por el contrario, cada día hay más analfabetos en la comunicación que forman opiniones basándose en noticias falsas, especulación o titulares que siguen repitiendo entre sí. El problema con esto es que, al mantenerse ignorantes, Puerto Rico no logra insertar sus intereses en la narrativa mediática a nivel global. En otras palabras, nuestra ignorancia colectiva nos cuesta.
El resultado más contundente de esto se evidencia en el hecho de que a pesar de las críticas y los reportajes que han salido sobre los efectos del paso del huracán María, Puerto Rico no es ni ha sido una prioridad ni para el gobierno de Donald Trump ni para los grandes medios estadounidenses, ni mucho menos para los del resto del mundo.
Por eso hace falta urgentemente que se desarrolle un programa de alfabetización mediática en Puerto Rico, pero esto es algo que no se está haciendo.
Estos fueron algunos de múltiples y diversos temas sobre cómo levantar a Puerto Rico que se discutieron el pasado viernes y sábado en un nutrido foro internacional en la Escuela de Planificación de la Universidad de Puerto Rico. El foro fue organizado por el Centro de Estudios Puertorriqueños de Hunter College en la Universidad de la Ciudad de Nueva York. El foro “Resiliencia y Solidaridad: Encuentro con la Diáspora” reunió a más de 200 líderes cívicos, comerciales y académicos de todas partes del mundo y fue la continuación de otro realizado en Nueva York en el mes de mayo.
Participé en el panel “Comunicaciones y Redes Sociales” junto al historiador y catedrático de Bloomfield College en New Jersey, Harry Franqui Rivera, y la asesora de comunicación política de Washington y portavoz de National Puerto Rican Agenda, Gretchen Sierra Zorita. El panel fue moderado por uno de los principales expertos a nivel mundial en el tema de alfabetismo mediático, el puertorriqueño Federico Suberví, profesor visitante bajo el programa Leverhulme en la Escuela de Medios y Comunicación de la Universidad de Leeds en el Reino Unido. Actualmente elaboro una investigación próxima a publicarse en Europa junto al profesor Suberví sobre los medios y la formación de opinión pública en Puerto Rico
Una de las principales conclusiones que reveló el panel en el que participé fue que el pueblo puertorriqueño que reside en la Isla usa las redes sociales para entretenerse, quejarse o difundir temas, pero no les saca suficiente provecho para mover la opinión pública y forzar a que los gobiernos actúen a nivel político. Lo mismo sucede con las noticias incompletas y con las noticias falsas que se riegan en las redes sociales. Y si a eso se le une lo que pasa en los medios tradicionales, con la merma de personal, tenemos la receta perfecta para la desinformación que domina en Puerto Rico.
Un ejemplo de esto fue el estudio de la Universidad de Harvard para el New England Journal of Medicine sobre las muertes ocurridas en Puerto Rico durante y después del huracán María.
El estudio de Harvard reveló que un promedio 4,645 personas murió durante y después del huracán. “Ese titular explotó en los medios y validó la sospecha de que murió mucha más gente de lo que nos decía el gobierno. La noticia explotó en el todo el mundo, pero no indagamos más allá del titular”, dijo Sierra Zorita. “Cuando uno mira más allá y lee el estudio, se da cuenta de que no era un número concreto. Era un estimado con un margen de error inmenso y el número variaba de 800 a 8,000 personas. Eso no se cubrió inicialmente”, agregó.En ese sentido, recomendó lo siguiente para evitar propagar noticias falsas:
1. Si algo suena raro, es posiblemente raro. La cifra oficial era de 64 muertos y los otros estudios rondaban en 1,000. El estudio de Harvard decía casi tres veces esa cantidad. Esto exigía ir más allá del titular y de la noticia a buscar el estudio porque allí explican la metodología de este. En ese sentido, los panelistas recomendaron a la ciudadanía a que busque los hechos y que tenga sospecha si el tema sale solo en un medio o si la reputación del autor no es buena.
2. Producción de noticias. La prensa libre es un derecho y es un negocio. La prensa es la forma de expresión, pero los medios son negocios. En ese sentido, el titular de 4,645 muertes vendió periódicos y generó audiencias. Según Sierra-Zorita, las organizaciones no gubernamentales y la prensa liberal en los Estados Unidos levantaron la noticia porque los ayudaba con su argumento de que la administración Trump no ayudó a Puerto Rico. La única entidad que cuestionó esa noticia fue el Gobierno de Puerto Rico, pero como carece de credibilidad ante tantos sectores, los medios no le hicieron caso y no le dieron importancia. Todo el ecosistema de los medios se centró en el titular y no en los detalles. No fue sino hasta el segundo o tercer día en el ciclo de noticias que se fue más allá del titular.
3. Contenido de la noticia. También hay que verificar si la noticia está incompleta o es totalmente incorrecta. A veces los reporteros repiten el comunicado de prensa y no hacen preguntas ni dan seguimiento debido a las prácticas actuales de los medios donde casi no hay personal. En ese sentido, hay que prestarle más atención a los análisis de la data o a reportajes que verifican datos. Otro ejemplo para evitar noticias falsas es verificar la gestión del gobierno para presentar selectivamente u ocultar data. Ahora mismo el Gobierno quiera consolidar la Junta Planificación, que es una agencia pública, con el Instituto de Estadísticas, que es una entidad independiente. Esto es un peligro porque al privatizar la colección de data, la misma dejará de ser objetiva. Responderá al interés del Gobierno de turno y no del pueblo. Un ejemplo de esto es el estudio de las muertas que el Gobierno le encomendó a la Universidad de George Washington con un presupuesto de casi $1.5 millones, que es más que el presupuesto que tiene el Instituto de Estadísticas. En ese sentido, habrá que mirar con cautela los resultados.
4. Producción de contenidos. La diáspora está atenta a lo que pasa en Puerto Rico, pero suelen notar que los puertorriqueños en la isla siempre están conversando en las redes sociales entre ellos mismos o circulando localmente las mismas noticias. Esto no genera opinión pública ni cambia narrativas internacionales porque no se está llevando el tema a los “decision-makers” ni a los políticos en los Estados Unidos. Tampoco a los legisladores a nivel local. Hay que empezar a mover los temas escribiendo en las páginas de Facebook y Twitter de los medios internacionales y de los políticos locales e internacionales, para generar acción política. Una máxima entre los cibernautas boricuas es que desconocen cómo se mueve la política en los Estados Unidos. Esto es básico para poder mover la presión pública a que se le preste más atención a la crisis en la isla.
5. Unirse a los esfuerzos de la diáspora. Se puede mover la narrativa en tanto y en cuanto se mantengan contactos con los puertorriqueños en el resto del mundo. Ahora mismo hay más puertorriqueños fuera de este archipiélago caribeño que aquí. En ese sentido, hay que proveerles información, redactar en inglés y en otros idiomas, y mantenerlos al tanto, para que ellos a su vez presionen a sus políticos fuera de la isla. De ese modo se mantiene vivo el tema de Puerto Rico.
Hace falta que las instituciones en Puerto Rico empiecen a educar a la población sobre qué es noticia real y qué no lo es para evitar caer en problemas y evitar que lo que se discuta sean asuntos superficiales. Por más de 15 años yo he estado tratando de hacerlo desde mis foros, en charlas, en mis libros, ensayos y columnas, y ejemplo de estos son los más de 50 artículos sobre estos temas aquí mismo en NotiCel. Otras personas también lo hacen, pero no hay un esfuerzo colectivo, que se necesita urgentemente, para que el tema de Puerto Rico no se olvide en la discusión pública internacional.
Las escuelas y programas de comunicación en las universidades tienen que responder a la necesidad que tiene Puerto Rico de exponerse a nivel global. Por desgracia, algunas ven estos esfuerzos como amenazas porque, a la hora de la verdad, demuestran su incompetencia, mediocridad y vagancia. Más que nada, demuestra la obsolescencia, algo que ellos no quieren admitir. Por eso tienden a aplastar al que cuestione. Pero la pregunta es, ¿qué han hecho para ayudar a exponer la crisis de Puerto Rico y cambiar la agenda de discusión mundial? ¿Dónde está la formación mediática a la sociedad? ¿Por qué no tienen programas formales de formación mediática desde las escuelas elementales o a nivel de sociedad civil?
No podemos seguir inmóviles permitiendo que dominen temas que no nos ayudan. Sé que Puerto Rico está inmerso en un proceso rápido de degeneración de todas sus instituciones y los cambios que se están dando en la educación, en la salud, en la economía, y en todas las áreas del gobierno, también se experimentan en las comunicaciones. Pero también sé que esto se puede detener y cambiar con relativa facilidad. Todo es cuestión de voluntad. Estamos en una crisis en la que se nos va la vida como pueblo. Hay que enfocarse. Sin duda, foros como el de Hunter College, demuestran que es posible moverse y lograr cambios.