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Golpe de estado

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El presidente de la Junta, José Carrión III, y los miembros Carlos García y Arthur González. (Foto de NotiCel)

Lo que pasó ayer fue un golpe de estado. Un golpe de estado del siglo 21. Sin sangre, ni tiros. No eran militares asumiendo la administración de justicia ni manteniendo el orden público mediante toques de queda o una ley marcial. No fue en Puerto Rico, sino en Nueva York, pero ocurrió.

En cuestión de media hora se consumó el golpe de estado moderno. Eso que escritor americano Gene Sharp llama “un golpe blando” o un “golpe suave” porque la naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado y se combate “con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas".

Eso fue lo que nos dieron, un golpe de estado propiciado por el gobierno de Barack Obama y en gran medida, buscado por nosotros mismos. Por nuestra irresponsabilidad. Por la blandenguería. Por vivir de rodillas, mendigando dádivas sin exigir respeto a la metrópoli. Por gastar de más y endeudarnos hasta las teleras para darle empleos a los que pasquinan en las campañas o a los amigos del alma de Perelló y García Padilla como los Anaudi de la vida, o los 40 ladrones de Rosselló, o los Bromon, y tantos otros.

Una gente que no fue electa por nadie se pararon a las 11 de la mañana en Nueva York a decirle a García Padilla y a todo el gobierno: “tú gobernador, me tienes que rendir un informe y tú agencia que ahora eres mía, me tienes que responder por el cash flow”. Escuchaba el audio y para mí era igualito a cuando sacaron a Zelaya en Honduras y otros golpes en América Latina, pero este fue sin la violencia ni los tiros. Aquí leyeron una lista de las cosas y dijeron las agencias del gobierno que ellos controlarán.

Un golpe de estado es la toma del poder político de modo repentino por parte de un grupo de poder, vulnerando así el gobierno legítimamente establecido mediante los votos del pueblo. El problema es que Puerto Rico siempre ha sido una colonia. Maquillada, pero colonia. Y este año la metrópoli nos dijo en sus decisiones judiciales y políticas que el gobierno es marioneta del poder colonial y el ELA una ficción. Por eso se aprobó la ley PROMESA, porque ellos son los que mandan en el territorio.

Desde el punto de vista de comunicación, el mensaje fue en multiniveles. No lineal.  Actuaron con rapidez, asumiendo el control y el liderato. El mensaje fue breve. Las respuestas, con calma. Proyectaron la imagen de que se tiene la situación dominada, que se practicó lo que se iba a decir. El libreto, con los talking points y los mensajes claves, había sido previamente escrito y aprobado. Se sabía cuáles serían las preguntas y el portavoz las contestó todas y transmitió seguridad.

La segunda lectura que se da a lo que se comunicó fue que ellos son los que mandan. La imagen de esos ejecutivos y parientes de políticos locales como Carrión, el cuñado de Pierluisi que ahora presidirá la Junta o Caco García que cogió sobre $10,000 millones en deuda bajo el gobierno de Fortuño, decía cuáles son los intereses específicos que tomaron el poder. Como un golpe de estado, pero en vez de ser militares, eran financieros diciéndole al mundo que ellos son el nuevo gobierno.

Y no se trata de que lo estén haciendo mal. It is what it is.Vienen a cobrar lo que se debe y a exigir rendición de cuentas al gobierno por sus gastos. Esa es la que hay.  Ellos tienen que hacer lo que el gobierno se ha emperrado en no hacer, que es dejar guindando a los que les prestaron el dinero. Hay que cumplir con las obligaciones para poder recobrar credibilidad en los mercados que prestan millones para el desarrollo de obras públicas. El problema radica en el balance. Que en el justo pago a los acreedores no se afecten los que siempre quedan como el jamón del sándwich.  Por eso es que la imagen que vio el país de esos financieros desde Nueva York nos dice que el pueblo no puede seguir creyéndose que vive en la isla de la fantasía, con ínfulas de primer mundo y acostumbrados a gastar de más sin medir las consecuencias.

Ante esa realidad no se puede gritar. Es momento de unirse y trabajar para mover la economía y que esa Junta de Control Fiscal se vaya lo más rápido posible. Por eso rechazo los gritos y las escaramuzas como método de lucha en este momento. ¿Por qué gritan y protestan ahora, si ya esa ley se aprobó? La junta llegó porque es un mandato. Una orden del dueño. El momento de momento de gritar era antes pero no se hizo.

Por cómodos, la gente permitió con sus votos que los políticos nos trajeran hasta aquí. No gritaron cuando los ellos seguían legislando y quitándole dinero al retiro, o cuando el alcalde cogía préstamos para hacer un parque acuático sin tener con qué pagarlo. Por estar pendiente a  las estupideces de las caravanas y a conseguir el puestecito en una agencia, se creó toda esta cultura de pegados a la teta del gobierno y ahora el destete se ha hecho de raíz. A rajatabla. Ahora el gobierno no quiere pagar sus deudas y encima de los impuestos, le dice a la gente que le prestó dinero que no les pagará. Ahora no tiene con qué pagar las pensiones y los sueldos. Por eso nos esperan momentos duros.

Lo que viene no será fácil para nadie. Ahora hay  que amarrarse los pantalones y las faldas, y esperar. Hay que prepararse porque sean pobres, clase media o ricos, todos nos vamos a afectar.

A algunos ya les ha dado duro. Los más perjudicados han sido, como siempre, los trabajadores y la clase media, que han visto a todas las familias dividirse con la emigración forzada en busca de trabajo. También han cogido golpes duros las clases altas, que han visto su capital desaparecer o mermar, y con ello, los empleos que creaban a aquí.  Ese capital en manos puertorriqueñas que genera empleos aquí, se está esfumando y no se recupera por protestas en la calle. Se recupera incentivando la economía.

Pero antes de que eso pase, vendrá el golpe a los más pobres. Esos que hasta ahora no les importa mucho el tema de la Junta Fiscal porque la crisis no los ha tocado. Son las masas que viven pendientes a todo menos a lo importante, que todavía piensan que la Junta de Control Fiscal viene a detener la corrupción y a meter presos a los políticos pillos.  A esas masas de gente que viven del plan - del Plan 8, del Plan WIC, del Plan de Salud y de todos esos programas que los tienen dormidos -  ya mismo les llegará el golpe cuando la Junta empiece a cortar porque no hay cash. Ahí es que van a gritar.

Ahora viene lo grande en el golpe de estado para cambiar todo un sistema de gobierno, pero sin la necesidad de hacer una guerra tradicional como pasó en Irak.  Aquí se ha hecho poco a poco, siguiendo el playbookde las invasiones psicológicas. Sharp dice que en el siglo 21 se derrocan gobiernos y se cambian sistemas en cinco etapas que van desde crear un clima de malestar, desarrollar campañas en defensa de la libertad de prensa y los derechos humanos, hasta provocar una guerra psicológica y de desestabilización porque se propicia un clima de ingobernabilidad. Entonces no es necesario crear una violencia o guerra tradicional, porque poco a poco se cambia el sistema con el apoyo del pueblo.

¿Y después del golpe qué viene? El silencio y después la represión.  Los políticos ya están en silencio.  Callados. Tienen pánico porque no saben dónde están parados. Después, cuando recorten los programas de bienestar social, entonces la gente gritará: “represión”. Como pueblo tenemos que identificar lo que está pasando y decodificar los mensajes que recibimos para identificar lo que viene.
 


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