(Nota: Esta columna se publicó originalmente en NotiCel el 17 de agosto de 2016 - http://www.noticel.com/blog/193877/monica-la-nueva-marca-pais.html )
Desde hace años los gobiernos han buscado algo que se convierta en la marca que represente a Puerto Rico. Se han gastado millones en eso, pero no hay que buscar muy lejos. La marca país la tenemos: Es Mónica Puig. Justo en el momento en que la moral colectiva estaba por debajo del betún, cuando la gente está hastiada del Zika, aborrecida de la plaga de la política y con miedo a la incertidumbre económica, llegó lo que nos faltaba para fumigar todos los males: el #PicaPower.
Destronó a la política, bajó la criminalidad, vació las calles, unió familias y amigos, generó tráfico y dinero para los comercios, aumentó el rating de Telemundo y de los medios en la web de personas siguiendo el partido, opacó el escándalo de corrupción que toca a Jaime Perelló en el PPD y las pugnas por las divisiones que aún persisten en el PNP. Hoy se cumplen cuatro días de su triunfo en Río y todavía emociona ver en las redes sociales el vídeo de Mónica llorando mientras entonan por primera vez La Borinqueña en unos Juegos Olímpicos. Fue como un milagro lo que hizo Mónica. Sí, Mónica, porque ahora todo el mundo habla de ella por su nombre de pila, como si la conocieran.
Pero su triunfo, más allá de ser histórico, también demostró que lo que dicen los medios de comunicación no es cierto. Aquí insisten en decir que la política es el deporte nacional, y nos atosigan de programación politiquera en la radio o de noticias de esos temas en la televisión y la prensa, pero la gente está harta del partidismo y la politiquería. La gente quiere buenas noticias. La gente quiere deportes, entretenimiento, bellas artes. Quiere cultura. Quiere lo que el gobierno recorta, a los periodistas no los mandan a cubrir y los medios descartan sólo como si fueran cosas “light”. Parecería que sólo les prestan atención si generan chismes.
Pero al ganar el oro, fue como si toda la gente dijera ¡Basta ya! Se pegaron a las pantallas de los televisores, de sus celulares o computadoras para ver el minuto a minuto del partido histórico, y lo celebraron como cuando Tito Trinidad ganaba una pelea, o como cuentan, pasaba con Wilfredo Gómez o cuando Marisol Malaret ganó el primer Miss Universo.
Un elemento común de esos ídolos de multitudes fue su humildad y sinceridad, características con las que Mónica simplemente le ha robado el corazón a la gente. Cada vez que lloraba o cuando se emocionaba, el público sentía igual. Y lo más sorprendente es que acercó a la gente en el momento más inesperado. Al principio el comentario era que si Puig llegaba a cuartos de final sería un logro porque se enfrentaba a una Serena Williams y a las mejores del mundo. La revista Sports Illustrated vaticinó que Puerto Rico no ganaría medallas, pero como dicen en inglés, “she proved them wrong”. “Fue como la historia de la Cenicienta”, dijo la otrora número uno del tenis, Chris Evert, y Billie Jean King le auguró que el mundo.
Y así como con la gente, la prensa local e internacional se enamoró de la boricua. Fue noticia instantánea en medios locales e internacionales y acaparó las redes sociales. Todos esos elementos crean en torno a su figura las características de una marca incomparable. Los anunciantes ya lo saben y por eso corrieron a pautar anuncios a página entera felicitándola.
En julio de 2013 el Gobernador Alejandro García Padilla firmó la ley que crea la “marca país” con el objetivo de crear un distintivo de identidad publicitaria que proyecte a Puerto Rico como destino turístico y de desarrollo económico para atraer inversiones. Poco ha pasado desde entonces y la promoción de la marca, bien gracias. El tiempo se ha ido en estudios, en nombrar miembros del comité que la estudiaría y el tema de crisis fiscal sigue hundiendo este asunto tan necesario para el país y que lleva más de 25 años en espera de su momento.
La pregunta es, ¿Por qué no se inicia ahora con Mónica? Dirán que viene la Junta de Control Fiscal o que las elecciones están a la vuelta de la esquina, que eso le tocará al que venga. Así es, pero precisamente por eso es que Puerto Rico no arranca. El inmovilismo y el después hacen que se pierda el momento preciso que nos trae la exposición mundial de Mónica.
Foto de NBC |
No podemos valorar en detalle a cuánto equivale la exposición mediática local y global que consiguió Mónica, y por ende, Puerto Rico, pero sí se puede analizar por lo menos, influencia en las redes sociales.
Veamos los números.
En este blog En Blanco y Negro hicimos un análisis de su marca a nivel del tráfico generado en su página de Twitter. El análisis se hizo mediante los datos del servicio de monitoreo y análisis de tendencias en las redes sociales Social Bakers que reveló que el hastag #PicaPower tuvo 299,732 tuits. Eso no contempla los retweets ni los comentarios. Mónica aumentó su total de seguidores en 120,000 de los cuales 30,000 entraron de manera casi inmediata tras haber ganado la medalla de oro. (Ver gráfica)
Eso significa dólares y centavos para Puig porque como marca, demuestra que su valor es increíble. Se puede decir que ella ha duplicado su valor como marca. Como mínimo y solamente en la red social de Twitter, Mónica Puig como marca alcanzó un valor aproximado de entre $150,000 y $250,000. Y es, sin lugar a dudas, la más influyente en Puerto Rico en esa red social. O sea, que lo que diga Mónica Puig importa mucho más, y por ende, vale más que lo pueda decir cualquier otro tuitero en Puerto Rico.
Para muestra un botón basta. Mónica Puig recibió sobre 93,000 menciones según el estudio de Social Bakers en los pasados cinco días. En ese mismo período el candidato a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista, Ricardo Rosselló, ganó sólo 12,000 menciones. El candidato popular David Bernier recibió 9,000 menciones, y la candidata independiente Alexandra Lúgaro, 1,700.
Esto es sólo en la red de Twitter que francamente es minúscula a nivel de Puerto Rico si se compara con el alcalde de Facebook, por ejemplo, que tiene casi dos millones de seguidores en la isla.
¿Qué cuánto esta atención puede representar a nivel económico para la propia Mónica? , todavía está por verse. Por lo pronto ella ya tiene a su equipo de asesores y el Comité Olímpico deberá también poder capitalizar para ella y para otros atletas. Pero resulta interesante lo que ganar una medalla de oro representa a nivel económico. El nadador Michael Phelps, por ejemplo, quien es el campeón olímpico con mayor número de medallas ganadas, tiene un valor en el mercado aproximado de $55 millones, mientras que la joven gimnasta que debutó en Río con medallas de oro, Simone Biles, ha ganado hasta ahora sobre $2 millones con ese premio, según reportes del canal de noticias E.
El hecho es que ella es una estrella y su valor seguirá creciendo en la medida en que siga escalando en el deporte. Ese valor también se mide porque ella no tiene controversias. No es como Gigi Fernández quien indiscutiblemente es una campeona que nos trajo muchas glorias al pueblo, pero no ceja en sus polémicas estériles, como bien analizó Elliot Castro en una importante columna publicada en Claridad, luego de que cuestionara la selección de Jaime Espinal para abanderado de Puerto Rico. Mónica no tiene ese lastre.
Además el elemento que le tocó el corazón a muchos: no renegó de su origen. Gigi compitió por los Estados Unidos porque quiso. Nadie la obligó como le pasó tristemente al gran nadador Cheyenne Vasallo, cuando aquí las piñas en la Federación de Natación y en el propio Comité Olímpico no lo dejaron competir por Puerto Rico. A Mónica se lo ofrecieron pero ella se negó a representar a otro país que no fuera Puerto Rico, aunque no viva aquí, y eso el pueblo lo sabe. Lo que eso comunica en sus múltiples interpretaciones a nivel político y cultural, es otro tema que también tiene repercusiones.
Todas estas cosas inciden y crean unas opiniones, percepciones y actitudes hacia la marca en la que se ha convertido la figura de la campeona. Lo más importante de todo, es que ella en sí es una estrella. Linda. Honesta. Humilde. Sencilla. Pero si todos esos atributos no fueran suficientes, Mónica Puig logró lo que sólo muy pocos puertorriqueños en nuestra historia han conseguido: unir al pueblo. Si quieren una marca-país, ahí está.