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La prensa que miente

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A Brian Williams lo cogieron en el embuste. Metiendo la feca. Es un paquetero. A todas luces, el famoso y otrora respetado hombre ancla del Nightly News en la cadena NBC, es un mentiroso.

Williams tuvo que reconocer hace unos días que era falsa la historia que venía contando desde hace una década de que el helicóptero en el que viajaba durante la cobertura noticiosa de la invasión de Irak en 2003 fue atacado. Tras pedir disculpas públicas, NBC anunció que estaría fuera del aire, suspendido por algún tiempo en lo que se calman las aguas y se trata de manejar esta crisis para la cadena televisiva, pero su credibilidad está por el piso.

Su caso trae nuevamente a la discusión pública lo que debe ser la veracidad en el ejercicio del periodismo y el tipo de periodismo que se practica hoy en día. Demuestra también que la prensa miente. La prensa como institución y el periodista como individuo, no siempre se apegan a la verdad.

Como Williams, hay sectores de la prensa que no dicen la verdad. Hay una prensa que miente. Mentiras continuas a nivel institucional dominan a sectores de la prensa. Una prensa que miente descaradamente, y sin contemplaciones.  Miente por diversas razones: para ganar o mantener las audiencias; porque no tiene la información completa y tiran lo que sea aunque la noticia esté incorrecta y a veces no lo rectifican; porque la mentira va en función de un objetivo comercial para adelantar los intereses del dueño o el emporio que controla el medio; o mienten por seguirle el juego a la afinidad política, ideológica, moralista o gubernamental del momento.

Es casi un pecado decir que sectores de la prensa mienten, pero es la realidad. Es una falta mayor porque para el verdadero periodista y para el verdadero periodismo, el inventar o falsificar una información, el  plagio y la calumnia, son considerados delitos del oficio. Son transgresiones imperdonables, pero suceden. Y suceden recurrentemente.

Por ejemplo, es común ver como un diario cibernético o un blog publica una noticia o una columna que al otro día la reescribe un periódico de circulación general o la difunde un telediario sin atribuirla a la fuente original. Eso es plagio en cualquier liga, pero pasa a diario. De la misma manera es común ver cómo se fabrican noticias de asuntos que no son importantes para la mayoría del público, o se ocultan algunos temas para desviar la atención de lo medular y no se dicen los vínculos de los dueños de los medios con la noticia o con la opinión que se discuta en la radio. Esos conflictos de interés no se explican.

En Puerto Rico los fanáticos políticos agitan sus masas y se van a las redes sociales a alegar que la prensa está dominada por el Partido Popular o por el independentismo, sin embargo, esto demuestra que conocen poco las verdaderas motivaciones de los medios, y la diferencia entre prensa y periodista. Eso responde, en parte, a la estrategia de sectores estadistas en los años 90, con la época de la guerra entre la prensa y Pedro Rosselló. Desde entonces siguen con el lema de que la prensa está dominada por la izquierda o por el PPD, pero eso no es necesariamente cierto. Los que creen ese discurso, están obviamente equivocados y desconocen cómo se bate el cobre en el 2015 en los medios. La realidad es que la prensa en Puerto Rico y muchos de los periodistas son  ideológicamente más cercanos a los estadistas que hacia otros sectores. De hecho, en algunos medios noticiosos el independentismo simplemente no existe y no le dan cabida como tampoco lo hacen a otros sectores minoritarios.

Pero una cosa es la prensa y otra son los periodistas. Y sí, también hay periodistas y reporteros que no dicen la verdad. Caen en medias verdades por diversas razones. Muchos no dicen toda la verdad por miedo a que los despidan. Eso es la norma en la prensa actual en Puerto Rico. A veces difunden medias verdades porque la sobrecarga de trabajo al haber menos personal, casi no les deja tiempo para corroborar. Esto se agrava por la falta de edición en muchos medios.

Credibilidad en la prensa

Lo cierto es que se pierde credibilidad con la mentira. Williams, la está perdiendo en un santiamén, pero el suyo no es el primer caso de un periodista que miente, ni será el último.

Jason Blair
El New York Time admitió que uno de sus más grandes reporteros, Jayson Blair, plagió e inventó parte de decenas de sus artículos relacionados en su mayoría con la tragedia del 11 de septiembre, el día que derribaron Las Torres Gemelas en Manhattan, Nueva York. Detrás de Blair, renunciaron, como correspondía, los dos principales editores del NYT.


Jack Kelley
Lo mismo pasó con el cinco veces candidato al premio Pulitzer de Periodismo, Jack Kelley, con el escándalo que le costó su carrera en el 2004. Una investigación de sobre 720 artículos publicados por él en el diario USA Today entre 1993-2003, demostró que fabricaba las historias al punto que ponía a colegas como si fueran fuentes noticiosas en reportajes. Como resultado, la editora del diario, Karen Jurgesen, y el editor general Hal Ritter también tuvieron que renunciar a sus puestos.


Rebekah Brooks
Y resulta inevitable recordar el escándalo sin precedente que se generó cuando se supo que de los reporteros y editores de los diarios británicos de la cadena News International propiedad de Rupert Murdoch, comenzaron a interceptar teléfonos de personas, a sobornar policías y a ejercer influencia indebida para que se procesaran casos que ellos averiguaban en las interceptaciones ilegales. Los editores de News of  the World, como su editor Rebekah Brooks, fueron procesados criminalmente.



Fareed Zakaria
Otro fue el caso de Fareed Zakaria, el economista y comentarista en la cadena CNN y la revista Time, que fue suspendido de Newsweek cuando se descubrió que había plagiado un artículo sobre el control de armas, y tuvo que pedir perdón públicamente. De hecho, se han identificado sobre 25 artículos en los que él ha plagiado contenido, pero continúa trabajando.

La proliferación del llamado “periodismo basura” (junk journalism) en los últimos años ha erosionado la confianza pública en los medios de comunicación a niveles históricos, según se ha reconocido en varios artículos de journals e investigaciones académicas en los Estados Unidos. De hecho, desde el 1997 el American Journalism Review indicaba que el tema de la mentira era una preocupación. http://ajrarchive.org/Article.asp?id=598

De hecho, en los últimos años la encuesta de Gallup viene reflejando una tendencia de mayor desconfianza en la prensa y para el 2012, seis de cada 10 americanos no creen en las noticias, según se analizó en el blog En Blanco y Negro con Sandra. http://enblancoynegromedia.blogspot.com/2012/09/confianza-en-la-prensa.html.

Pero más allá del plagio o de la mentira, también se han identificado otras prácticas cuestionables como posibles razones para la pérdida de credibilidad. Entre éstas se mencionan las constantes conjeturas en los casos especialmente criminales, la persecuciones a individuos objetos de la noticia – al estilo paparazzi -  y la práctica de algunos periodistas de tergiversar o engañar, haciéndose pasar por empleados de empresas en las investigaciones sin decir que son reporteros.

Como casi todos los periodistas reconocen que la mentira debilita la credibilidad de la profesión, la mayoría de los ejecutivos de las principales organizaciones de noticias dicen que permiten a los periodistas a utilizar el engaño sólo en raras ocasiones. La Sociedad de Periodistas Profesionales cita en su Código de Ética que  “el engaño debe ser utilizado sólo cuando se hayan agotado todos los demás medios, cuando la historia evidencia un problema social muy grave o impide profundo daño a las personas; cuando los periodistas revelan su engaño al público; y cuando el daño impedido por la información es mayor que el daño causado por el engaño.

Manejo de crisis

En el caso de la mentira, como en cualquier otro evento que afecta una imagen o la operación de una empresa, hay que manejarlo adecuadamente. Y si se trata de dólares y centavos, con más cuidado.

Brian Williams
Y Williams le representa millones a la NBC. Su permanencia dependerá en parte de la estrategia de relaciones públicas y manejo de crisis que logre desarrollar con la cadena NBC. Ya hizo lo primero, que fue pedir disculpas. Ahora habrá que esperar al plan de comunicación para evitar perder dinero.

El programa Nightly News que presenta William le generó $200 millones en publicidad anual a la NBC en el 2013, eso es $30 millones más que su competidor principal ABC World News, y $50 millones más que CBC Evening News, según The New York Post http://pagesix.com/2015/02/06/why-nbc-wont-fire-brian-williams/.

Pero, por más dinero que le genere a la cadena, el daño está hecho. Y lo que es peor, el caso de Williams demuestra el peligro que tiene la sociedad de no conocer la verdad.

Los tiempos que vivimos son peligrosos porque la distorsión de la percepción pública afecta todo. El padre de las relaciones públicas, Edward Bernays, dijo una vez que la propaganda es “un gobierno invisible”. Y cuando la prensa no dice la verdad, impone una dictadura ante la opinión pública.

So color de ser objetivos, en los sectores de la prensa que mienten, se ejecuta la censura, se le da poder a lo que no debe tenerlo, se promueve la guerra y se ensalzan valores, negocios y temas que no merecen ser importantes.


Por eso el público en general, y en especial los periodistas, tienen que cuestionar las pretensiones y la la falsa objetividad en sectores de la prensa. Deben reconocer que la objetividad en el periodismo no existe. Lo que debe procurarse siempre es el balance, el poner todos los puntos de vista, no el dominante.  El verdadero periodismo es el que no miente. El que no sucumbe al poder.







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