José Bosch Mulero, uno de los asesinos confesos. |
¿Qué te perdonemos por tener la sangre fría de asesinar a un padre, a una madre, a una abuelita y a un hermano?
“Peldón, pol lo sucedido. En beldá”. Con esa frase mal dicha en la que cambia las erres por eles en el típico acento boricua, uno de los más viles asesinos del que se ha sabido en tiempos recientes pretendía pedir excusas. Así José Bosch Mulero pretendía malamente pedir perdón por el horrendo asesinato de toda una familia en Guaynabo, que cometió con su compinche Christopher Sánchez Asencio la semana pasada, y que nos tiene a muchos con una sensación indescriptible de pena con una mezcla de rabia e impotencia.
“Peldon, pol lo sucedido. En beldá”. ¿Cómo es que vamos a empezar las navidades con una masacrecomo esa? ¿Cómo es que un monstruo así es capaz de estar en este mundo cuando dejó a un niño con las marcas imborrables de lo que hizo? ¿En qué pensó cuando lo hizo?¿De qué sirve pedirles perdón cuando ya no hay vida?
“Al pueblo de Puerto Rico, al pueblo de Bayamón, estoy arrepentido de lo sucedido y estoy dispuesto a tomar las medidas necesarias. Y al niño sobreviviente, peldón pol lo sucedido. En beldá”, indicó a su llegada al Tribunal. Como si con eso fuera a aplacar ese dolor colectivo que siente el país, y la pena por la vida que tendrá ese niño que milagrosamente quedó vivo.
“Estoy dispuesto a tomar las medidas necesarias”, dijo. ¿Medidas necesarias? ¿Pa’ qué? ¿Será acaso para decir que no lo castiguen en la cárcel? ¿Era como si quisiera decir “Peldona, sae”? ¿Perdón por qué? ¿Por lo que hiciste? ¿Por lo que hicieron?
“En beldá”. ¿Qué te perdonemos por tener la sangre fría de asesinar a un padre, a una madre, a una abuelita y a un hermano? ¿Por apuñalar a ese niño y por tratar de estrangularlo? ¿”Peldón” acaso por tirarlo de un puente, como tiras la basura? ¿Qué te perdonemos por dejarlo solo en el mundo? ¿Perdón por darle la peor pesadilla de su vida a ese nene? ¿Por el dolor de familiares y amigos? ¿Por herir nuestra sensibilidad y arrancarnos la paz?
“Peldon, pol lo sucedido”. Es que es difícil perdonar cuando el morbo no para. Ya Bosch Mulero y Sánchez Asencio aceptaron que cometieron los hechos, pero la lógica indica – y varias fuentes aseveran – que quizás había otros implicados en este caso. ¿Habrá algo oculto porque todavía hay ángulos que no cuadran en esta horripilante historia? Solo el tiempo dirá.
“Estoy dispuesto a tomar las medidas necesarias”, dijo. ¿Acaso será aceptar que tenía un demonio encima? Sí, eso. Tenía que estar poseído por las drogas o por otros demonios. Tenía una camisa de “Grimm Reaper”, y a los pocos días de la masacre trascendió de su página de Facebook que tenía fotos de lobos y otros símbolos de la Muerte, y que era aficionado de los videojuegos de crímenes. ¿Sería el “Grand Theft Auto” o Call of Duty”? ¿Cuál para no comprarlo?
“Estoy arrepentido de lo sucedido”, dijo Bosch Mulero y me hizo recordar otra muerte que también causó gran consternación y fue más o menos para esta misma fecha del año por otra seguidora de Satán. Era el caso de la llamada matricida de Aguada, Lilliam Enid Medina Hernández. Con solo 15 años de edad, ella mató vilmente a su madre un 19 de noviembre del año 2000. Su caso sigue vivo en su comunidad, pero para el resto del país, poco a poco ha ido quedando en el olvido.
“En beldá”. A pesar del coraje existe un debido proceso de ley. La prensa y los medios tampoco pueden exagerar, y sinceramente estos últimos días la noticia parece provocar en los medios casi un éxtasis, un orgasmo, por el morbo. Los periódicos, la radio y los noticieros cubrían minuto a minuto. Dónde murió. Lo que narraron los guardias municipales, en un relato que hacía llorar a cualquiera. Que si alguien compró los pasajes para traer a la familia de Perú. Que si el secretario de Estado estaba bregando con traerlos. Que si el Superintendente fue a ver al nene. Y lo que es peor, que el nene estaba en el hospital. El detalle del hospital, de la casa del primero que los vio, las manchas de sangre y el “peregrinar” al puente de donde lo tiraron. ¿Hasta dónde? ¿Dónde está la seguridad? ¿Quiénes en los medios y el gobierno también tienen que pedir perdón por exagerar?
“Peldón, pol lo sucedido. En beldá”. ¿Cómo se puede perdonar ese crimen? ¿Qué podemos hacer nosotros como sociedad? ¿En qué falló su familia, si hasta se vio a su madre con cara llorosa porque también perdía a su hijo, el asesino? ¿Fue su familia culpable? ¿Lo sabía? ¿Cómo se combate el mal? ¿Qué podemos hacer como sociedad nosotros, todos?
“Peldón, pol lo sucedido. En beldá”. !Maldito! ¡Maldito seas! Condenado, perverso. Muchos pensaron que este detestable ser y su compinche merecen morir. Yo no. Yo quisiera que viva. Que viva mucho. No creo en la pena de muerte ni en el peor de los casos porque no vale la pena, ni la violencia se arregla con más violencia. Y sé que es injusto darle techo y comida, mantenerlo con dinero de los contribuyentes en la cárcel, pero no hay de otra. Hasta que no se cambie el sistema, esto es lo que hay. Si hubiera cárcel con trabajo forzoso de por vida, se justificaría con asesinos así, pero eso no está, no existe en nuestro ordenamiento jurídico.
Nada de perdones. No acepto sus disculpas. Espero que se vaya a la cárcel y allí se pudra. Que pase allí cada minuto, cada hora y cada día recordando esa noche dantesca. Que intente vivir con una población penal que sé que no perdona. Que sepa de verdad lo que es estar condenado y tenga que pedir perdón de verdad. Maldito seas.
Esta columna fue publicada en El Vocero, el 11-25-14 - http://elvocero.com/peldon-pol-lo-sucedido-en-belda/