Félix Verdejo. |
El caso de Félix Verdejo es el ejemplo más reciente. Verdejo primero le dio un puño a Keishla Rodríguez Ortiz y con ese golpe la noquéo. Después de tumbarla, como si fuera un oponente en la lona, fue que le hizo todos los demás horrores hasta que la mató. Le inyectó droga, la amarró de manos y pies a bloques de cemento, la tiró por un puente, le disparó y se tiró a agua a cerciorarse de que estaba muerta.
Keishla Rodríguez y Félix Verdejo |
En septiembre del año pasado pasó en Argentina cuando el boxeador amateur Renzo Pencera asesinó a golpes a su esposa que estaba embarazada de cinco meses. Fue acusado del feminicidio de Micaela Salazar, de 27 años, quien había radicado varias querellas por abuso contra Pencera hasta que la mató.
Micaela Salazar y Renzo Pecera |
· En el 2013 el púgil Enrique “Kikin” Collazo fue arrestado tras agredir a su exesposa que estaba embarazada.
· En el 2014, el boxeador aficionado Víctor "Vitito" Vega Rodríguez, fue sentenciado a 10 años de cárcel y 15 años adicionales de libertad supervisada, por cargos relacionados a una agresión física y sexual a una menor, quien quedó embarazada.
· Mientras que en el 2018, el excampeón mundial y medallista olímpico, Daniel Santos, fue detenido por los cargos de violencia de género. Se le impuso una fianza de $100,000.
Cuando empezó la pandemia en el 2020 el púgil británico Billy Joe Saunders, generó una polémica global porque publicó en YouTube un tutorial sobre cómo golpear a una mujer durante la cuarentena. Saunders es el campeón mundial de peso supermediano por la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y muchas personas critican que por ser tan famoso la Federación Británica de Boxeo solamente lo multó por $19,000. La presión pública fue tan fuerte que Saunders pidió perdón.
El abuso el entorno doméstico y familiar no es exclusivo del boxeo y se da también entre los atletas profesionales de otros deportes. El año pasado hubo una controversia cuando trascendió el vídeo en el que Ray Rice, el jugador de fútbol americano de los Baltimore Ravens, golpeó a su novia en un ascensor. La National Football League (NFL), lo suspendió de dos juegos y eso generó críticas.
Uno de los casos más dramáticos de este patrón de violencia doméstica ocurrió en Argentina y sentó precedente en toda América Latina hace más de 30 años. Ocurrió cuando el conocido boxeador Carlos Monzón mató a su esposa, la actriz y modelo uruguaya Alicia Muñiz.
El atroz feminicidio no fue olvidado porque cambió el concepto legal y por primera vez se empezó a hablar de la violencia de género en ese país, se eliminó el concepto de crimen pasional y la justificación de los celos como atenuantes en los casos. Además, con el caso de Monzón comenzó a verse que la violencia doméstica no era un tema privado sino público, y que el Estado es responsable.
Monzón golpeó, y después de estrangular a Muñiz, la arrojó al vacío desde el balcón de un condominio. Como él era un ídolo y del “jet set”, los medios publicaban historias diciendo que fue por celos. Le daban valor a su versión de que fue un forcejeo y alegaba que se le fracturó un brazo porque él intentó salvarla para que no cayera por el balcón.
Pero la verdad era que Monzón tenía un historial violento hacia las mujeres porque en el juicio trascendió que también había agredido a su primera esposa, una modelo conocida como “Pelusa”, y a la segunda, la actriz y presentadora Susana Giménez. Aún así, lo trataron bien.
El boxeador fue campeón mundial peso mediano, retirado, y era considerado a un ídolo. Estatuas en su honor se erigieron en diversas partes de Argentina. Fue condenado a 11 años de prisión por homicidio simple. Murió en el 1995 en libertad, gracias al beneficio de las salidas transitorias que había logrado.
Munumento al boxeador y feminicida Carlos Monzón en Argentina.
Y a los peleadores los agitan como bestias. Cuando un peleador cae sobre la lona, el público le grita como si estuviera en un circo romano gritándole a los gladiadores hasta que mataban a su oponente. A los púgiles se le despierta ese instinto de que tiene que pararse y seguir peleando hasta que tumbe al otro. Por eso no debe extrañar que alguien que esté afectado de su salud mental, mate a puños a su compañera. Está entrenado para eso.