Llegué a su más reciente casa en Río Piedras, medio nerviosa, como siempre que iba a verlo. En el fondo soy tímida, y estar ante la presencia de un verdadero artista es siempre todo un reto. Sabía que él iba a inventar y me pondría a hacer cosas que normalmente no me atrevo realizar. El reto y el riesgo eran parte de su creatividad, y aunque me ponía un poco nerviosa, yo seguía porque verlo crear era fascinante. Eso fue lo que siempre me pasaba con Adàl Maldonado.
Su casa era estar en medio de un estudio, con fotos enormes y pequeñas, montañas de libros, escaleras, luces, lentes. Inventos. Era como un museo y una casa de sorpresas juntas, como suelen ser las moradas de los artistas, porque eso era él. Era un genio artístico.
Por eso sus presentaciones siempre eran especiales. Más que exhibiciones, parecían un circo porque lograba crear magia. Iban poetas, performeros, pintores, músicos y otros artistas que se unian a lo que para muchos sería excentricidades, pero que realmente eran momentos inolvidables.
Verlo en acción era tan increíble, que lograba convencer al más incrédulo o hacer que alguien como yo, se atreviera. Adàl me puso a posar varias veces. Perdí el miedo, y él incluyó las fotos en el proyecto de "Los Dormidos", luego del huracán María. Después me llamó para otro invento, una serie de fotos de los ojos de mucha gente. Más recientemente, me hizo hasta un "Covid Visa" que fui a recoger el día que busqué su último libro de fotografías.
En octubre pasado me escribió por Messenger. "Cuando escribas Sandrita, ¿puedes mencionar que este nuevo diseño es una colaboración con Teo Freytes y su online gallery y su https://msa-x.org/ ?"
Le contesté: "Claro", sin entender bien a qué se refería, pero sonriendo, porque es de los pocos que me llama así, y se lo permito. No tengo nada en miniatura. Soy más bien, como dice mi tío Felo, frondosa.
El 10 de noviembre me volvió a enviar el enlace al Puerto Rican Embassy. Un recordatorio sutil de que no había escrito nada. Lo llamé y le dije que quería verlo, y que en diciembre escribiría algo.
Esta mañana, Adàl vino a mi mente. Llevaba varios días pensando en él. Pensé que siempre usaba al revés el acento en su nombre.
Horas más tarde supe por un post en Facebook que Adàl transicionó a otro plano. Partió.
Me dolió tanto saberlo, que caí dormida. ¡No lo llamé a tiempo! ¡No escuché ese mensaje en mi corazón, endurecido por lo que se vive en este país!
Pero Adàl ya no sufre. Está bien. Se adelantó
Puerto Rico pierde a un gran artista contemporáneo. Su obra es inmensa, inconclusa, pero bien actual. Un talento creativo poco usual.
Adál, hoy brindo por ti. ¡Llegaste a la embajada, y los que quedamos aquí, no te vamos a olvidar!
https://elpuertoricanembassy.msax.org/index.html
SRC