Weinstein |
Tan aberrante es el hostigamiento sexual, como lo es el fundamentalismo que promueven a veces los grupos que defienden a las víctimas.
Es por ese "overkill" de los issues que se discuten en los medios, que se propicia más violencia. Generan violencia con sus actitudes violentas.
Fíjense que cuando anuncian un caso como el de Bill Cosby o ahora Harvey Weinstein y empiezan a salir víctimas, se forma un circo mediático. Acá en Puerto Rico no estamos lejos de esa realidad. [Piensen en casos recientes como los de políticos o en lo que sucede ahora mismo con el ex jefe de la Compañía de Turismo].
Empiezan con chismes, luego un reportaje. Después vienen campañas en las redes sociales que a veces parecen pagadas (a veces lo son) y los que comentan se tornan en trolls igual de despreciables que al imputado de cometer delitos. Se olvidan que según la ley existe una presunción de inocencia. ¿Qué pasaría si se descubre que los casos eran fabricados? ¿Dónde quedaban los que hablan sin tener evidencia?
En este caso una persona desconocida abofeteó a Weinstein. (VER este artículo de TIME: http://time.com/5098658/harvey-weinstein-attacked-at-arizona-restaurant/?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+time%2Ftopstories+%28TIME%3A+Top+Stories%29)
¿Y si le pegan un tiro o lo matan, estarían contentas las feministas y organizadoras del movimiento #MeToo ? Espero que no, pero a veces pienso que eso es precisamente lo.que buscan, en vez de propiciar la educación y el diálogo para fomentar no sólo una cultura de paz, sino de respeto a las diferencias y a la dignidad del ser humano.
Yo hablo porque hace unos años - 2014 y 2015 - viví algo parecido y sólo por expresar libremente mis opiniones, a lo que tengo pleno derecho garantizado por las Constituciones de EU y del ELA (que existía todavía).
Un poco de historia...
En el marco del penoso asesinato de un publicista que buscaba favores sexuales (caso José Enrique), el personaje de Kobbo Santarrosa la emprendió contra la comunidad Gay. Luego se generó un boicot a su canal, y el titiritero renunció a su show y se fue del aire.
Yo NUNCA favorecí lo que hizo Kobbo Santarrosa. Es más, dije que no me gustaba ni su estilo ofensivo, ni su programa, del cual en una ocasión también fui víctima de chismes en medio de mi divorcio.
Lo que yo sí hice y que hoy, años más tarde ME REAFIRMO, fue que respaldé el derecho a la libertad de expresión de ese señor. El tenía derecho a decir lo que quisiera, siempre y cuando fuera verás, no calumnia ni libelo. Uno, como ciudadano, tenía el derecho a oírlo o a cambiar de canal.
También dije que el liderato LGBTT no debía usar la muerte de una persona (el publicista José Enrique) como pretexto para adelantar sus causa. Era una falta de respeto a la memoria de una víctima del crimen. Escribí bastante sobre eso. El récord está en mi libro y en mis blogs.
Por el hecho de escribir eso, se desató toda una campaña impresionante de epítetos e insultos en mi contra.
Líderes gay me gritaron, perdí "supuestos" amigos y amigas, dejaron de invitarme a eventos y cuando llegaba, me miraban mal o me ignoraban. Odenaron a grupos organizados que me insultaran a diario en mis redes sociales, en la radio, en foros de periodistas, hasta en la calle. Llegó al punto que hasta anónimos me enviaban amenazas de muerte y de que me golpearían a mi o a mi hija. Tuve que poner querellas en la Policía y en el FBI.
Ese circo y el perder "amistades", me sorprendió porque si alguien había luchado por acceso y respeto a la comunidad y al tema LGBTT en la opinión pública en Puerto Rico, había sido yo. De eso pueden dar fe el liderato, en la época en que el tema era tabú. Fui la primera en hacer mesas redondas y series de reportajes sobre su falta de derechos y los atentados a su dignidad. Entonces, ahora algunos de los mismos gays y LGBTT promovían los ataques hacia a mi persona.
Muy pocos quisieron aceptar lo que yo decía. No querían, porque no les convenía para sus planes políticos y económicos. Pero algunos sí separaron la paja del grano.
Entre los que salieron públicamente a tratar de nivelar el circo, a defender mi derecho a la expresión y a poner algo de sensatez, destaco a 4 personas. Ninguno fue reportero ni relacionista. Estos fueron Larry Emil Alicea Rodriguez, Cecilia La Luz (quién es activista LGBTT), Peter W. Miller y Luis Dávila Colón. Demás está decir que siempre les agradeceré el apoyo, los llamados al sosiego de la gente y el haber dicho en ese momento que para exigir respeto, había que darlo.
Hoy, al ver esta agresión que recibió este señor Weintein en Arizona, pienso que los medios tienen que ser responsables con la forma en que difunden las noticias.
Los periodistas deben ser éticos. No pueden prestarse a estas campañas. No pueden hacerle el juego a los intereses. Se debe presentar ambos lados de una moneda, con equidad. El tiempo y los tribunales decidirán si son o no culpables. La prensa no puede ser juez y parte.
Por desgracia, tanto allá en los Estados Unidos como aquí en Puerto Rico, vivimos momentos fuertes, y de muchas agendas ocultas en los medios informativos. Mucha mediocridad e intereses parriculares opacan la labor de los que si son serios y justos. Sólo espero que estas actitudes no desemboquen en más violencia.
Hay que educar y hacer que se respeten a las mujeres, a los seres humanos en general. Pero gritándole al que piensa distinto y fomentando circos violentos en su contra, no se adelanta nada. Se convierten en igual de salvajes y animales que la conducta que dicen combatir.
Sandra Rodríguez Cotto
11 de enero de 2018.