Manifestación del 1ro de mayo de 2017 en Puerto Rico (Foto El Nuevo Día) |
(NOTA: Esta columna fue publicada en NotiCel el 3 de mayo de 2017 - http://www.noticel.com/blog/202591/se-la-apunto-el-gobierno.html )
Desde el punto de vista de propaganda, el gobierno: “se la apuntó”. Prevaleció en su táctica de propaganda del 1ro de mayo. Lo que queda por ver es si su mensaje convenció de verdad. ¿Cuál es el mensaje? Que los que hicieron el Paro Nacional eran unos delincuentes que vandalizaron los edificios de la Milla de Oro. O sea, ellos necesitaban ese acto vandálico para cuadrar su libreto. Por eso, persiste el cuestionamiento del por qué no se hizo todo lo posible para evitar la barbarie.
Mirando sin apasionamiento, en un estricto análisis político y de comunicación, prevaleció la propaganda oficial por sieterazones principales:
- Se montó bien el muñeco;
- El liderato sindical y los socialistas están desacreditados;
- Los medios corporativos son causa y parte del problema;
- Hay miedo y silencio en grandes sectores de la prensa;
- No hay espacio para el análisis crítico;
- Se quiere meter miedo a la población y no quieren que pregunten los porqués estamos en la crisis económica donde estamos; pero,
- Las redes sociales lo dicen todo: lo que no dicen los medios, lo que quiere ocultar el gobierno, y la verdad de los que protestan.
El reto principal que tienen tanto el gobernador Ricardo Rosselló como los federales, los sindicalistas y los socialistas es aceptar que no estamos en los años 70 y las estrategias de propaganda no funcionan igual en la era digital. El gobierno y muchos de los que protestan ven lo que pasó según su crisol ideológico pero el pueblo lo ve como una cuestión económica. Antes se podía decir que las protestas eran entre independentistas y estadistas o comunistas y capitalistas, pero ahora no. Ahora se trata de dólares y calidad de vida. De la falta de dinero, trabajo, beneficios, acceso a la educación y la desigualdad social que provoca la actual crisis económica que provocan los mismos políticos.
Por eso es que si se pregunta a todo el que estuvo en la marcha o a todo el que la vio por televisión o por las redes sociales, abrumadoramente, dirán que quieren que se identifiquen y se arresten a los vándalos, pero no se comen las explicaciones que dio Rosselló. No aceptan por qué el gobierno permitió que la protesta se le saliera de las manos y se preguntan si fue por incompetencia o fue negligencia.
Por ese desfase, precisamente, fue que el paro fue exitoso a pesar de lo que dice Rosselló y los líderes de su partido. Fue exitoso por la amplia participación de personas. Los que no fueron, se quedaron en sus casas o no mandaron a sus hijos a las escuelas, o no compraron en las tiendas, o no salieron a las calles, que estuvieron vacías. Esa fue una realidad.
La estrategia de propaganda
La estrategia de comunicación del gobierno fue clara. Días antes del paro comenzaron las alertas de Rosselló y sus llamados a la no violencia, mientras las uniones seguían organizando y la gente activándose en las redes sociales. Corrió por WhatsApp el famoso audio de una supuesta esposa de un militar que decía lo que iba a suceder y se regó como pólvora. Al otro día salió un segundo audio de relajo en la voz del supuesto esposo, desacreditando el mensaje. Esto confundió al público.
La noche antes del paro, el gobierno guardó silencio. Mientras tanto, en Facebook sobre 150,000 personas hablando del paro a la vez en distintos foros.
En la mañana del día del paro, el gobernador callado. La superintendente casi no salió. Era evidente que la marcha era multitudinaria. Acaparó las redes sociales. Entonces ese mismo día se anunció el referido a un FEI del caso del alcalde Héctor O’Neill, hecho que sí fue noticia como era de esperarse, pero no desvió la cobertura mediática del paro.
En la marcha hubo varias escaramuzas, particularmente en el aeropuerto. Nunca se explicó por qué la Policía permitió que se impidiera el paso de los turistas y viajeros, afectando la imagen del destino. Esa pregunta no se contestó porque no se hizo. El resto del evento transcurrió con relativa normalidad, pero cabe señalar que los medios corporativos no cubrieron los mensajes durante la marcha. ¿Por qué? ¿Estaban esperando algún motín o evento violento? ¿O es que los discursos no eran noticia? ¿Quién habló al finalizar las marchas? Eso no se supo.Entonces estalló el caos.
El caos a nivel mediático
Muchas personas en las redes sociales han puesto fotos, vídeos o han escrito lo que vieron en el lugar. Corroboran que la violencia estalló tan pronto se fue la gente, se acabaron las manifestaciones y se fue la policía. Dicen que a la policía la dejaron sola, acorralada y desprotegida, sin un perímetro claro.
Esa evidencia también corrobora que hubo encapuchados empujando y los dejaron desde temprano sin intervenir. ¿Por qué no los arrestaron en el momento en que tiraban piedras, o rompían cristales? No los detuvieron ni cuando cerraron el paso hacia el aeropuerto ni cuando tiraron cuartos de dinamita o las bombas Molotof según alegó el Secretario de la Gobernación Ramón Rosario. Parecía que todo estaba coreografiado para que pasara algo, directa o indirectamente, y que cuadrara un libreto. A la gente eso no le gusta.
Otro elemento que levantó suspicacia fue la demanda del Banco Popular de más de 15 páginas que estaba lista y radicada a la misma vez que estaban rompiendo los cristales. ¿Fue parte de la estrategia? Lo otro es ¿por qué ese edificio no estaba protegido? En ese lugar la situación pudo haber sido mucho peor y se expuso a la gente allí. En ese sentido, hay que cuestionar el por qué las autoridades estatales y federales permitieron que se suscitaran esos actos vandálicos. ¿Querían ver correr la sangre?
Cuando el lunes en la tarde Rosselló se paró frente a los periodistas y dijo que le meterá mano a los delincuentes, en esencia todo el país le aplaudió. Pero también le pregunta ¿a cuáles delincuentes? ¿También a los narcos y asesinos? ¿A los traqueteros en los gobiernos que nos endeudaron? ¿A los que dan codazos como Rivera Guerra?
Por eso, esta victoria del gobierno es pasajera. La gente quiere que descubra a los vándalos, pero cuando la crisis empiece a apretar en sus bolsillos, ahí de verdad se verá si la propaganda tuvo efecto.