NOTA: Esta columna fue pulicada origalmente en NotiCel el 3 de febrero de 2016 http://www.noticel.com/blog/186212/del-piso-lo-unico-es-levantarnos.html )
El otro día me topé con un querido amigo, el cantante Gilberto Santa Rosa, y como pasa donde quiera que uno va, la conversación gira hacia el tema de lo malas que están las cosas en este país. De pronto, el salsero me dijo unas palabras que me calaron hondo: “Del piso lo único que podemos hacer es levantarnos”.
“¿Pero, cómo empezamos, cómo lo hacemos, si aquí todo es negativo?”, le respondí. Y él me dijo: “Es que no nos queda de otra. Esa es la que hay. O nos levantamos o jamás salimos de este hoyo”.
Pensé que tiene toda la razón. Como país, llevamos demasiado tiempo tratando de salir de este caos. Es como si estuviéramos en una piscina llena de estiércol que nos llega al cuello, y tratamos colectivamente de sacar la cara, cuando lo lógico sería salir de ese sitio inmundo.
Una manifestación del inmovilismo es el ánimo colectivo, que está por el piso. El asesinato de la fiscal y el de la madre en un hospital de Mayagüez, la preocupación por la crisis económica, el desempleo, el alza en los impuestos, el aumento en los asaltos y robos domiciliarios, el IVA que está a la vuelta de la esquina, el caos en Salud, Educación, la Policía, Retiro, los impagos y la emigración. Esas y otras noticias que consumimos en los medios de comunicación, nos llenan de pesimismo.
Por eso es lógico que el ambiente esté tan cargado. Quizás por eso es que este año electoral está raro. O es que hay menos gente pendiente a la política o es que el miedo, el cansancio y el hastío los tiene callados. Miedo a que las cosas sigan empeorando, cansancio de la falta de prosperidad y hastío de que vivimos en un constante “más de lo mismo”.
Parte del problema yace en la incomunicación, o mejor dicho, la desinformación. Nuestros políticos y líderes llevan demasiado tiempo engañándonos. Y nosotros, como pueblo lo sabíamos, pero estábamos en negación. Ahora, hasta el gobierno de Barack Obama nos dice en la cara lo que somos, pero no reaccionamos a tiempo. A eso se le añade que al menos en los últimos tres cuatrienios, pero en este de Alejandro García Padilla más que nunca antes, nos adoctrinan con la política del miedo que usa como narrativa el colapso en todos los ámbitos.
Como bien dice el periodista Alex Steffen, los diversos intereses arraigados se aprovechan de la desesperación, la confusión y la apatía para evitar el cambio. Nos atosigan con noticias que hábilmente impulsan como parte de su propaganda del miedo para que pensemos que los problemas son irresolubles, que nada de lo que hacemos importa y que las cosas son demasiado complejas y difíciles para lograr el cambio. Esa propaganda promueve la desconfianza y el pueblo está en modo de supervivencia. O se van del país o prefieren enajenarse. Y eso es peligroso porque fomenta el inmovilismo. Ese inmovilismo beneficia a los que están en el poder. Nicolás Maquiavelo decía que a los tiranos no les importa si los odian, siempre y cuando sus súbditos no se amen entre sí. Eso nos pasa a nosotros.
Por eso hay que pensar diferente. Hay que optar por buscar lo positivo como una acción concertada. El optimismo es un acto político.
El optimismo puede ser revolucionario. Es un modo de pensar distinto, cuando las opciones de siempre – quejarse, criticar, no hacer nada o ser cínicos – no bastan. Todo eso se combate, de entrada, si se cambia el mensaje y se comunica distinto. Después de todo, las grandes transformaciones sociales siempre empiezan con optimismo.
Pero hace falta un nuevo liderato. Una de las cosas más importantes que puede hacer un líder en tiempos de crisis es comunicar efectivamente. El que no comunica o lo hace mal, genera miedo, cinismo, dudas y ansiedad. La comunicación mala genera especulaciones, baja productividad, bajos resultados. Ejemplo de la falta de comunicación clara o de los errores más crasos en la comunicación con el país han sido los procesos de negociación con los bonistas. Si hace tres años se sabía que vendría esta crisis, ¿por qué esperar hasta el final para explicarlo? Por eso es que muchos no entienden ni creen que la crisis es real. Otro ejemplo fue la sequía del año pasado. Ya en el 2014 los expertos anticipaban que vendría una sequía pero en la AAA ni en el resto del gobierno se preparó a la población, y el año pasado estuvimos largos meses sin agua. Ya se anticipa que harán lo mismo este año.
Entonces, ¿Cómo se puede lograr una cohesión, una unidad de propósitos para echar “pa’lante”? La respuesta es sencilla: trabajar unidos sin mezquindades de cada esquina política e ideológica. Lo difícil es lograrlo. En ese sentido, es necesario que digan la verdad.
El próximo gobernante deberá decir lo que hay, que las cante como son y no se deje llevar por encuestas o popularidad. El gobernador García Padilla evidentemente no ha tenido la capacidad de comunicar en esta crisis y ya no tiene el tiempo de hacerlo, así que es bien probable que quien llegue a La Fortaleza tendrá que vivir tiempos aún más inciertos, así que lo lógico sería hablar claro desde el principio. ¿Qué debe hacer ese o esa líder? ¿Cómo logra mejorar la comunicación con el pueblo? Es sencillo:
1. Establecer un diálogo con todos los sectores desde el principio. Esto promueve la confianza. Debe comunicar qué plan espera implementar de inmediato para lograr establecer la agenda que prometió en campaña. Si habla claro desde el principio y dice por dónde viene, el país lo agradece. La gente sabe a qué atenerse, en vez de que los tomen por sorpresa.
2. Tiene que fomentar la comunicación personal, cara a cara. Que hable de frente, y no se esconda usando mensajes grabados que salen por televisión y que provocan disgusto y rechazo. Puede y debe usar las redes sociales o hablarle a los periodistas, pero que recuerde que fue electo por el voto directo. En ese sentido, sus conversaciones deben ser genuinas y no las fabricadas por sus estrategas que se ven a leguas.
3. Que mejore la comunicación no verbal. El “body language” representa más del 93% de toda comunicación. Mire los vídeos de García Padilla y de Fortuño para que no repita los errores. La forma en que se proyecte determinará cuán aceptable será su mensaje.
4. Dirija el enfoque del país a las cosas en las que se tiene control inmediato. Es más fácil arreglar por ejemplo el acceso a servicios públicos usando la Internet que intentar lograr eliminar las leyes de cabotaje. Si bien es cierto que ambos son cosas críticas, empiece por lo más fácil. De esa forma, la gente le va a creer en lo que dice.
5. Ayude al país a sentirse fuerte, comunique su visión optimista del futuro, exprese confianza en su equipo para lograrlo y sea honesto.
Podemos aceptar que hemos tocado fondo por eso nuestra mejor esperanza radica en luchar con optimismo. El filósofo chino Sun Tzu claramente lo estableció en El Arte de la Guerra cuando dijo que “en medio del caos, hay oportunidad”. Así que no nos queda de otra, hay que cambiar de posturas porque como bien dijo Gilberto: “Del piso, lo único que podemos hacer es levantarnos”.