Anoche trascendió en las ediciones de NotiCely Primera Hora, luego en las versiones cibernéticas de otros medios de comunicación, que el titiritero Kobbo Santarrosa renunció a su programa SuperXclusivo. Esto fue por diferencias con la gerencia de Televicentro debido a la censura que éstos impusieron luego del boicot que se originó contra ese espacio televisivo y las presiones contra anunciantes que desencadenó en bajas en las pautas publicitarias en el medio.
Tampoco se puede negar que por más que se criticara al programa, por más de 12 años mantuvo las audiencias cautivas. Sin embargo, sus expresiones sobre el caso del publicista asesinado – en las que expresó las preguntas que muchos se hicieron sobre el caso, pero ahora no admiten – desencadenaron una ola de críticas en su contra que terminó con el boicot-censura. Todo esto me trae a colación una serie de asuntos que deberían ser analizados. Se me ocurren los siguientes 10:
· Boicot contra los periódicos y revistas que ponen mujeres voluptuosas en portadas o en páginas centrales para vender más porque usan a la mujer como objeto.
· Boicot a las emisoras de radio que han ido sacando periodistas para darle ese trabajo a políticos fracasados o abogados para que comenten, y muchas veces lleven sus agendas sin decir a qué grupo o cliente representan.
· Boicot a todos los medios que insisten en publicar noticias superficiales y que no les importan a nadie.
· Boicot contra todo aquel medio que siga publicando sandeces de Maripily, la ex novia de la abogada, Andrea de Castro o de cualquier otra figura que no aporta nada a este país.
· Boicot a los programas de comedia en la televisión local en los que se burlan de negros, de los viejos, de los gays.
· Boicot a todos los otros programas de chismes.
· Boicot a los noticiarios que insisten en publicar noticias de crimen.
· Boicot a los periodistas y medios que insisten en perpetuar prejuicios contra los pobres y marginados.
· Boicot contra el “establishment” que dice a quién uno debe o no seguir.
· Boicot a la cafrería y la vulgaridad.
El boicot y la censura que éste provocó contra un programa informativo, la campaña orquestada por grupos expertos presentada como un movimiento de base o de pueblo, y la intolerancia para la discusión seria de las implicaciones de esta censura-boicot plantean una serie de interrogantes que deberían ser analizadas con seriedad por los medios de comunicación en el país.
Si bien es cierto que Santarrosa llevaba años con un estilo burlón y ofensivo (particularmente contra sectores específicos como dominicanos, negros, gordos y homosexuales), no es menos cierto que cualquier persona que se sintiera ofendida o que fuera difamada, tenía el derecho de reclamar un desagravio, como hicieron muchos victoriosamente en los tribunales o ante la Comisión Federal de Comunicaciones.
Tampoco se puede descartar que el programa fue cambiando y que ocupó espacios abandonados por otros sectores en los medios. Cuando hice este señalamiento específicamente en el tema de que Santarrosa ocupó el espacio de seguimiento y fiscalización que la prensa abandonó, fui duramente criticada por periodistas y sectores que no aceptan la realidad de que muchos han dejado de hacer el trabajo que el pueblo merece y necesita. El pueblo quiere ver soluciones y empatía, no la misma superficialidad en la cobertura noticiosas. Santarrosa tuvo olfato, aprovechó eso y le dio seguimiento a casos de naturaleza criminal que de otra manera, probablemente hubiesen sido engavetados. Los dos ejemplos principales son los del niño Lorenzo González y el de Carmen Paredes, que irónicamente, por ser de familias con conexiones y acceso social, aún no han sido esclarecidos.
Por otro lado, ese estilo de Santarrosa – incluyendo el uso del lenguaje, sus frases y hasta palabras equivocadas como el “alegadamente” – han sido copiados, prácticamente calcados, por casi todos los demás en los medios de comunicación. Periodistas serios y de trayectoria, presentadores, animadores y otros dicen, preguntan y hacen prácticamente lo mismo.
Tampoco se puede negar que por más que se criticara al programa, por más de 12 años mantuvo las audiencias cautivas. Sin embargo, sus expresiones sobre el caso del publicista asesinado – en las que expresó las preguntas que muchos se hicieron sobre el caso, pero ahora no admiten – desencadenaron una ola de críticas en su contra que terminó con el boicot-censura. Todo esto me trae a colación una serie de asuntos que deberían ser analizados. Se me ocurren los siguientes 10:
1. El poder que tienen grupos pequeños contra los medios – Grupos bien organizados han probado que pueden hacer ruido, generar adeptos y lograr cambiar o cancelar la programación que no les guste en los medios de comunicación. Eso lo logran con campañas bien diseñadas.
2. Responsabilidad en los medios– Sin lugar a dudas, esta discusión debería provocar que las personas en los medios de comunicación reflexionen sobre su responsabilidad con la sociedad y con lo que fomentan. Debería, pero se sabe que esto no sucederá y la atención pasará a otros temas. Sin embargo, se debería estar analizando hasta dónde llega el poder de los que se paran detrás de las cámaras de televisión, micrófonos en la radio u ordenadores para escribir. El promover la violencia verbal, las burlas contra sectores marginados y los prejuicios debe detenerse, pero no sólo en ese programa sino en todos.
3. “Chilling effect” – Si grupos pequeños detuvieron al programa de más audiencia, esto tendrá un efecto en el resto de los medios. Ahora se deberá medir más el discurso lo que provocará más autocensura en los medios. Habrá que preguntar dónde queda la libertad de expresión garantizada por la Constitución, más allá de los temas de difamación y calumnia.
4. Boicot si es censura– Por más que trataron de negarlo, el boicot al programa sí provocó una censura de la emisora, que ordenó grabar y censurar contenido antes de ir al aire. Habrá que preguntarse si ahora los grupos podrán lograr que en noticiarios censuren reportajes que no sean de su agrado o que censuren pasos de comedia o censuren obras teatrales si algún grupo inicia un boicot contra el medio o creador de alguna expresión de comunicación. Esto es materia de análisis legal.
5. ¿Menos “bullying” en los medios?– Habrá que preguntarse si terminará el “bullying” y las burlas en otros programas de televisión y radio, como por ejemplo, en los de comedia y en otros espacios de chismes, a raíz de esta cancelación de SuperXclusivo.
6. Vulnerabilidad de los medios – Esto demuestra que todos los medios están vulnerables a la presión que representa perder anunciantes, sobre todo en esta maltrecha economía. Ya hemos escrito varias veces en el tema que coinciden expertos en publicidad y pautas mediáticas de que el presupuesto publicitario en los medios de comunicación en Puerto Rico se ha mantenido igual en los pasados 5-6 años, estimado en $750 millones, pero con más competencia. O sea, que ahora que hay más medios – incluyendo Internet y publicidad en exteriores – compitiendo contra los tradicionales de radio, prensa y televisión por el mismo presupuesto.
7. ¿Poder real de las redes sociales? – Muchos saldrán a decir que esto es resultado directo del poder de las redes sociales, sin embargo, entiendo que no es correcto decir eso. Las redes sociales sí tuvieron un rol protagónico en promover el boicot contra La Comay y hacerlo lucir como si fuera un movimiento tipo “viral”, pero la realidad es que esto se trató de una campaña bien orquestada, con tácticas definidas y diseñadas por expertos en comunicación y propaganda, con el apoyo de medios poderosos y los sectores que por años estuvieron en contra o fueron víctimas de los ataques de Santarrosa.
8. Intolerancia – Un tema importante a raíz de esta polémica es la intolerancia y lo que yo llamo el fundamentalismo. Muchos de los que vociferaron el “Boicot a La Comay” actuaron exactamente igual a lo que criticaron: mintiendo, gritando, atacando a los opositores, no escuchando a los demás y pensando que eran los únicos portavoces de la verdad. Cuidado porque en este país ciertos sectores están generando un clima de intolerancia que es impermisible. En la democracia lo que debe prevalecer es el respeto y la diversidad de opiniones.
9. Hipocresía y violencia – También demuestra el grado de hipocresía que se vive en Puerto Rico. Llegó un momento en que la campaña de boicot parecía señalar al personaje de “La Comay” como si fuera el único causante de la violencia en el país. Quizás por el nivel de frustración por los alarmantes casos de asesinatos y la violencia que nos arropa, pero la realidad es que violentos son muchos. El programa no añadía nada bueno al país, según algunos, pero entonces, ¿por qué tenía tan buen rating? ¿Qué fibra de la sociedad tocó el programa que los demás no pudieron? ¿Fue más violento ese programa que lo que leemos en las portadas de los periódicos o vemos en los telediarios?
10. Who’s next?-¿Quién será el próximo? ¿Será el programa de chismes de Telemundo, Dando Candela? ¿Será Rubén Sánchez? ¿Serán Funky Joe y el Gangster? ¿Será Sunshine Logroño y sus programas? ¿Será Raymond Arrieta y Dagmar? ¿Será el Molusco? ¿Será Macetaminofen? ¿O serán los noticiarios de televisión? Se abrió la puerta y puede boicotearse a cualquiera que no le guste a un grupo.
Así que con la salida de La Comay del aire son muchas las preguntas sin responder, aunque habrá que ver si esto en efecto sucede o si se va a otro canal. Por eso propongo lo siguiente: que se inicie un boicot generalizado contra todos los que de alguna manera y otra violenten la dignidad del ser humano.
· Boicot a las emisoras de radio que han ido sacando periodistas para darle ese trabajo a políticos fracasados o abogados para que comenten, y muchas veces lleven sus agendas sin decir a qué grupo o cliente representan.
· Boicot a todos los medios que insisten en publicar noticias superficiales y que no les importan a nadie.
· Boicot contra todo aquel medio que siga publicando sandeces de Maripily, la ex novia de la abogada, Andrea de Castro o de cualquier otra figura que no aporta nada a este país.
· Boicot a los programas de comedia en la televisión local en los que se burlan de negros, de los viejos, de los gays.
· Boicot a todos los otros programas de chismes.
· Boicot a los noticiarios que insisten en publicar noticias de crimen.
· Boicot a los periodistas y medios que insisten en perpetuar prejuicios contra los pobres y marginados.
· Boicot contra el “establishment” que dice a quién uno debe o no seguir.
· Boicot a la cafrería y la vulgaridad.
La realidad es que nada de eso va a pasar porque a la hora de la verdad, ningún grupo se atreverá a llamarse el censor en los medios y demostrará con eso que esta estrategia tenía un tiempo definido. Habrá que ver hacia dónde enfilan los cañones la próxima vez y si se seguirán haciendo estrategias de propaganda político-ideológico en los medios de comunicación.