José Arsenio Torres |
Manipulación vs. desinformación, de eso es lo que se trata la campaña contra las relaciones públicas que se quiere entronizar en los medios en Puerto Rico. Por eso, hoy corresponde responder a esos ataques.
En la campaña de ataques a esta profesión centenaria de las relaciones públicas se demuestra la mala fe, la ignorancia y la insistencia en engañar que persiste entre muchos de los que tienen el privilegio de estar en los medios de comunicación en este país.
La semana pasada, durante el Radio Show de la Asociación de Radiodifusores, el ex Secretario de Educación y comentarista José Arsenio Torres, alias el “profe” acusó a las relaciones públicas de ser “una amenaza” a la democracia. https://soundcloud.com/arppr-relacionistas/21-mayo-15-radioisla-fuego-cruzado-comentarios-sobre-relacionistas-publicos-1
Nada más lejos de la verdad. Sus declaraciones evidencian su agenda de desinformar y que no se ha educado, o no tiene la capacidad de entender el rol y la historia de esta profesión y su importancia en la sociedad.
Un problema que persiste
El problema es de comunicación. La noción equivocada que tiene Torres y otros como Luis Francisco Ojeda, por ejemplo, sobre lo que son o no son las relaciones públicas lo que demuestran es un problema mayor: No se ha podido educar ni explicar la importancia del rol de este oficio para la sociedad porque es un tema complejo. Hay muchos otras disciplinas parecidas, que confunden.
Lo primero que no se explica es que hay cientos de personas que se abrogan el título de relacionistas cuando realmente son manipuladores. Muchos de los que ostentan el título de relacionistas u oficiales de prensa, comunicadores, secretarios o directores de comunicación no lo son. Por el contrario, son agentes de propaganda y manipulación, y ejercen por la libre, sin ningún tipo de control. Esto, en parte se basa en la libertad de expresión que garantizan las constituciones del ELA y de los Estados Unidos.
En Puerto Rico se aprobó una ley hace unos años que exige una licenciatura a los relacionistas. Esto conlleva educación continua y unos estándares de calidad en la práctica. Hay muchos relacionistas con estudios graduados, se han establecido programas de maestría a nivel local y además hay 18 practicantes acreditados a nivel de los Estados Unidos por Public Relations Society of America, (PRSA, por sus siglas en inglés), en un equivalente a una reválida. Estas y otras mejores prácticas que han sido fomentadas por la Asociación de Relacionistas Profesionales de Puerto Rico y por practicantes individuales a lo largo de décadas de luchas continuas. http://enblancoynegromedia.blogspot.com/2013/10/relacionistas.html
Por eso el problema persiste. Abundan los manipuladores, los antiéticos y los agentes de propaganda. Empezando por el gobierno, y eso siempre ha pasado. Ahora mismo en La Fortaleza quienes determinan hacia dónde se dirige la comunicación oficial no son comunicadores ni relacionistas, sino expolíticos como un exlegislador y un exsecretario de un partido cuyos valores son el fin de su colectividad y no se rigen ni por la ética ni mucho menos por los cánones que establece esta profesión. http://enblancoynegromedia.blogspot.com/2014/10/relacionistas-publicos-magos-o-tapa.html
También está la payola como forma de propaganda. En los medios hay muchos personajes bajo nómina del gobierno y de los partidos políticos que no lo dicen al público, y desinforman. No es algo nuevo y ha pasado desde hace años. Estos personajes muchas veces se presentan como comentaristas o analistas pero tienen contratos con políticos, otras veces son locutores radiales y no dicen que tienen trabajo en agencias del gobierno y usan los medios para plantar las ideas de quien les paga. Eso no es relaciones públicas sino propaganda. Mucho menos es periodismo. Es desinformación.
Propaganda
La propaganda es una comunicación en una sola vía cuyo fin es convencer al público de alguna idea o producto intentando cualquier método y casi siempre se basa en medias verdades, falsedades o información incompleta. Se engaña porque no se dice la verdad y el fin es convencer a toda costa, llevándose a lo que sea por el medio. Y eso, José Arsenio Torres, no son relaciones públicas. Ya lo dijo Noam Chomsky: “La propaganda es a una democracia lo que la coerción a un estado totalitario”.
Las relaciones públicas son un proceso de comunicación que ayuda a construir relaciones mutuamente beneficiosas entre una persona, una entidad y las diferencias audiencias. Su fin es el bien común, no el bien individual. Su norte es la verdad, no la mentira.
Un relacionista siempre ayuda a anticipar, analizar e interpretar la opinión pública, las actitudes y controversias que pudiesen impactar positiva o negativamente las operaciones y planes de una organización o individuo. Comprende cómo se genera la opinión pública para luego poder actuar en respuesta a ella. Es quien asesora a todos los niveles gerenciales de la organización, con relación a las decisiones de la política establecida, cursos de acción y comunicación, tomando en consideración sus diferentes públicos y la organización social o las responsabilidades de la ciudadanía. No miente. Por eso es común que todo relacionista ético aconseje a su cliente a apegarse a la verdad y si éste no lo hace, la ética y la moral en la profesión obligan a renunciar a esa cuenta. El verdadero relacionista es serio, ético, honesto, respetuoso y comprometido con la verdad y el fin público.
La historia
Otra aclaración importante es que las relaciones públicas es una profesión antigua. No es algo nuevo como Torres erróneamente asevera.
Desde la época antigua de los babilonios, egipcios y persas, los líderes ya usaban técnicas de persuasión para convencer a sus pueblos. Sócrates, Platón y Aristóteles en Grecia crearon las primeras teorías de la retórica y la persuasión, y romanos como Julio César, ya escribían para promover sus campañas militares entre el público. Incluso en la Biblia se ven personajes como el de Juan el Bautista anunciando la llegada del Mesías, lo que constituye un ejemplo de la preparación previa a la llegada de un mensaje nuevo.
Y aunque los primeros pasos de las relaciones públicas iniciaron para el 1900 y se confundían con los esfuerzos de propaganda en los Estados Unidos, no fue sino hasta la década del 20 que la práctica tomó forma. Esto pasó cuando el sobrino de Sigmund Freud, Edward Bernays comenzó a distinguir la práctica de las relaciones públicas con varios libros, incluyendo el de Crystallizing Public Opinion (1923). En los años 50 se creó la primera asociación PRSA y de ahí ha pasado por diferentes épocas y eras hasta la actualidad, en la que la tecnología y las redes sociales mueven la comunicación a diferentes esferas. http://old.praccreditation.org/documents/aprstudyguide.pdf
Los relacionistas y los periodistas
En todo este proceso, los roles del relacionista y del periodista también han ido cambiando. En los 1900 los periodistas eran agentes de propaganda y poco a poco la profesión evolucionó hacia más independencia de criterio. El periodista se transformó en el informador que debía ser objetivo y balanceado.
Esto también es una falsedad porque la objetividad no existe. En la medida en que cada persona tenga sus emociones, creencias o prejuicios, eso afecta en lo que transmite. En ese sentido, concurro con algo de lo que expuso Torres de que el periodista tiene que aspirar al balance. A presentar ambos puntos de vista en los temas que cubre.
Sin embargo, eso no sucede siempre. Con las redes sociales que fomentan la inmediatez y las dificultades económicas en los medios de comunicación que han provocados cierres y despidos en todas partes, el ejercicio del periodismo serio está en riesgo. Frente a los periodistas serios, éticos y balanceados se erigen legiones de agentes de propaganda o celebridades que se hacen pasar por periodistas o informadores. Eso es un hecho indiscutible y exige que el público de eduque para conocer las diferencias.
Ahí es donde el rol del buen relacionista se distingue. Dadas las condiciones del mercado, el periodista actual pocas veces tiene tiempo para investigar y elaborar sus temas, y para eso está el relacionista ético. El relacionista lo ayuda a buscar los recursos necesarios para que informe adecuadamente al público en el menor tiempo posible. Está en el periodista verificar, como debe hacer con cualquier fuente, y no tomar como una verdad irrefutable lo que le dicen. http://www.rrppnet.com.ar/relacionespublicascarrera.htm
A diferencia de lo que dice Torres, el verdadero relacionista no va a mentir sino a ayudar y a tender puentes. Sea relacionista, periodista o comentarista radial, la información debe estar en manos de los que puedan ejercerla con prudencia y responsabilidad.
(NOTA: Esta es la segunda parte de la columna publicada anteriormente con el título “Profe… ¡edúcate!”)
NOTA: Esta columna fue publicada en NotiCel el 29 de mayo de 2015 - http://www.noticel.com/blog/176157/profe-comunicacion-101-parte-2.html