Anoche abrió la exposición de la reconocida artista puertorriqueña en la Galería Guatíbiri en Rio Piedras con gran muestra de los colores de nuestra cultura
El
cemí es una de esas cosas arraigadas en nuestro ADN cultural que nos legaron
los taínos y un poco, como que nos definen a todos. Los españoles que se
toparon con esas piezas en la época de la conquista no las entendían, porque
creían que eran objetos que representaban dioses. Pero para los taínos, el cemí
en sí era una deidad, un espíritu ancestral o un espíritu de la naturaleza.
Hoy, a más de 530 años de ese primer encuentro de los europeos con los cemíes, los puertorriqueños del siglo 21 los vemos como partes de lo que somos. Son elementos indelebles de nuestra cultura, como piezas en un enorme rompecabezas que define lo que es ser puertorriqueño y antillano.
Es
en esa simbología casi mítica y profundamente espiritual en lo que se inspira la
reconocida artista plástica e ilustradora Mrinali Álvarez Astacio. Recupera
esas memorias ancestrales colectivas y las proyecta como metáforas de nuestra
realidad actual en la exposición “Borikén: Isla Cemí” que abrió anoche en la Galería Guatíbiri en
Río Piedras.
La artista Mrinali Álvarez Astacio
“El cemí es como un símbolo bien especial para mí. Siempre me ha gustado. Desde pequeña yo miraba las cordilleras y yo veía cemíes, y siempre me imaginaba que los taínos se inspiraban en los mogotes y las montañas. Así que me encantan las montañas y eran como reflejos de cemíes”, contaba Álvarez Astacio.
Es
esta muestra, la arista evoca nuestro pasado ancestral, pero lo trae a un
presente vibrante, emotivo, lleno de luces y colores en una serie de pinturas
en pequeño formato, que de primera instancia parecen ser reflejo de arte naif o
típico arte caribeño, pero que cuando uno se detiene a observarlas, es como si
estallaran en mil pedazos.
“Yo me fijo en la naturaleza, en la isla. Como
sacar un ratito toda la parte social y de las personas, y enfocarme en tratar
de entender lo que es Borikén. Pero no me refiero al país que somos sino a ese nombre
de Borikén que le pusieron los taínos cuando en Puerto Rico Libre cuando éramos
libres y soberanos de vedad. Quería tratar de imaginar y ver cómo sería hoy un
Borikén libre, porque si fuimos ya libre una vez, tal vez entonces existe la
esperanza, ¿verdad?”, dijo la artista.
“Siempre he tenido presente una búsqueda de lo
que sería un arte boricua sin influencia, europea o americana, ¿verdad? No quise
buscar qué seríamos, sino qué somos y cómo lo reflejamos en nuestro arte, y,
pues, empecé por los colores”, agregó.
En las piezas que presenta en esta exposición contiene cientos de historias simbólicas en dibujos intricados, que les dan dimensiones y proporciones sorprendentes. Cada una de sus piezas hilvana múltiples niveles de historias con diversidad de colores en distintas luces del día y la noche. La muestra incluye obras recientes en óleo, acrílico, gouache y medios mixtos. Las piezas han sido desarrolladas en formatos sobre lienzo, madera y papel.
“Sí, porque yo quería esa
diversidad. Yo estudié con el sobrino del pintor Miguel Pou. Y él me dijo: “tú
aprende todo el arte europeo porque en el arte eso es importante. Lo que aprendemos
en el arte en todo el mundo viene de Europa, pero entonces él me dijo tú
aprende y después tienes que traicionarlo todo”. Así que esto fue un proceso de
coger la teoría del color europea y olvidarla. Dejarla a un lado, ignorarla y basarme
en los colores que yo veo en mi país, en mi naturaleza y buscando esa caribeña
y un color descolonizado”, agregó Álvarez Astacio.
“Esta exposición es mi historia. Como, estudié fuera de Puerto Rico, en Estados Unidos y Europa, pues los profesores siempre me criticaban los colores. Me decían que era muy caribeño, muy étnico, muy folclórico. Entonces yo, que soy ultra rebelde, me defendía diciendo que aquí en Puerto Rico es todo color y por eso siempre decía ‘voy a usar esos colores y más”, agregó.
Recientemente Álvarez Astacio regresó a Puerto Rico luego de terminar una maestría y un doctorado en ilustración de libros infantiles de la prestigiosa Universidad de Cambridge en Inglaterra, concretamente en el Cambridge School of Art del Reino Unido. Esos importantes logros académicos enriquecen una trayectoria de reconocimientos obtenidos en Puerto Rico y el extranjero.
Por ejemplo, el año pasado Álvarez Astacio se convirtió en la primera ilustradora-autora en ganar el premio Letras Boricuas de la Andrew W. Mellon Foundation y la Fundación Flamboyán. A lo largo de los últimos 15 años ha publicado como ilustradora y coautora de sobre una veintena de libros infantiles y juveniles. Además, ha recibido numerosos premios por su trabajo incluyendo los Latino Book Awards y el Capítulo de UNESCO de Puerto Rico, entre otros.
En diciembre Álvarez Astacio obtuvo el Premio Nacional que otorga PEN Internacional de Puerto Rico en la categoría de literatura para infantes con el libro “Piecitos de Bebé”, y una mención honorífica por las ilustraciones que hizo para el libro “Los colores de Tó” del maestro Antonio Martorell.
Esta prolífica ilustradora puertorriqueña es hija
del veterano artista Juan Álvarez O’Neill, esposa del artista gráfico Víctor
Maldonado y madre de una artista en desarrollo, Mrinalini Maldonado, quienes,
junto a un nutrido grupo de artistas plásticos, periodistas, personalidades del
arte y de las comunicaciones, estuvieron anoche apoyándola en la apertura de su
exposición.
La
exposición “Borikén: Isla Cemí” permanecerá en la Galería Guatibíri (ubicada en
la calle César González de Río Piedras) y estará abierta al público hasta el 29
de noviembre de 2023, de lunes a viernes de 9:00 a.m. a 6:00 p.m.