El equipo de recaudación de Andrés Guillemard y de otros ya calientan motores y preparan las alforjas para el nuevo ciclo electoral. ¿Olvidarán los donantes lo que pasó con los primos Pierluisi y Joe Fuentes?
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Llega julio del 2023 y se abren las compuertas en la carrera electoral. Estamos a poco más de año y medio de las elecciones y todos los sectores afilan los colmillos, empezando por los contribuyentes. La meta es poder incidir en la próxima contienda electoral y mantener el control del país.
Figuras como el cuñado del gobernador, el cabildero Andrés Guillemard, -[esposo de la primera dama y a quienes algunos llaman “la gobernadora de facto”, Cari Pierluisi]-, se queda en el papel que ostenta y no ha abandonado hace años: ser el protagonista de recaudar los fondos y decidir qué se mueve en el gobierno. Recoge tanto dinero en los Comités de Acción Política (PAC) que determina qué se mueve, qué se legisla, qué proyecto se engaveta y qué es política pública.
Andy Guillemard no es el único. Hay muchos otros personajes parecidos en el PNP, en el PPD, y en todos los otros partidos porque de eso es que va este sistema electoral. Sólo que ahora será mucho más complejo de identificar porque no sólo hay PACs, están también los Super PACs que vienen a arrasar.
El Tribunal Supremo de los Estados Unidos determinó desde el 2010 que las corporaciones pueden recaudar fondos y participar en las elecciones como contribuyentes, según la sentencia en el famoso caso de Citizens United vs. la Comisión Federal de Elecciones. Aquí la ley permite recibir donativos de hasta $3,100 pero persona, pero si es un Super PAC, no hay límites. Pueden donar millones.
El PAC, en cambio, tiene límites. El PAC puede aportar hasta un máximo de $2,800 por candidato y hacer campaña a favor o en contra de un partido político, pero no puede ser en efectivo. Todos los donantes y cada centavo que se dona tienen que ser identificados. Un Super PAC puede recaudar y aportar de manera ilimitada, pero se supone que no haya coordinación entre ese Super PAC y los candidatos. Todo este meollo deja el mal sabor de reconocer cómo se bate el cobre y se decide el poder. En ese sentido, decir PAC o Super PAC es como una palabra mala, porque con ella se reconoce el grado de corrupción tan rampante que hay en Puerto Rico.
Prohibido olvidar al Super PAC “Salvemos a Puerto Rico”, registrado en el estado de Virginia, donde el amigo íntimo del gobernador Joe Fuentes le recaudaba sus chavitos. No fue el gobernador quien levantó las manos. Fue su amigo Joe el primero en admitir su corrupción. Se declaró culpable de falsificar, ocultar o encubrir, mediante esquema, la identidad de los donantes que aportaron $495,000 al gobernador. Es decir, se echó la culpa y ahora cumple una sentencia federal.
Tampoco
podemos olvidar a los “primísimos”, como les dice Néstor Duprey y Eduardo Lalo
sobre Walter y Eduardo Pierluisi. Quien done ahora en PACs y Super PACs no se
pueden olvidar que por los traqueteos y chanchullos pueden acabar como esos dos
primos del gobernador: presos y abandonados a su suerte.
Otro ejemplo del complejo entramado del tráfico de influencias, el control de la economía y del poder de esos Super PACs que no podemos olvidar es el caso que vinculó al “exbroker” de seguros y miembro de la junta del hipódromo Camarero, Marc Tacher, y al agente de seguros y excoronel de la Guardia Nacional, Edwin Rivera Malavé. Éstos, desde el Departamento de Hacienda, controlan contratos en este gobierno de Pierluisi. Esto fue lo que revelamos En Blanco y Negro con Sandra hace un año (mayo de 2022) cuando publicamos “Más allá del Super Pac: entre seguros y caballos que representa un esquema de contratos de seguros garantiza aportaciones políticas al PNP.
Para más evidencia están los audios. Días antes, también hablamos revelado un audio que confirmaba el rol de Guillemard con el Súper PAC. En el audio el empresario Ricky Castro corrobora como el cuñado del gobernador ayudó en la creación de “Salvemos a Puerto Rico” y planificó en la recaudación de fondos para atacar contrincantes. Incluso, cómo se donó $50,000 que aparecen bajo otro nombre. En un segundo audio que también difundimos el año pasado, Castro explicaba el rol del gobernador Pierluisi mientras fue asesor legal y cabildero; se le pidió que enmendara reglamento del cannabis medicinal y cómo después esas empresas le aportaron a su campaña.
Pero esto no es un problema del PNP. Los tienen todos. Recordemos que el excandidato popular Charlie Delgado tenía su Super PAC “Puerto Rico por un Futuro Mejor”. El acusado federal en el caso de la exgobernadora Wanda Vázquez, y dueño de Báncredito International Bank, Julio Herrera Velutini le dio dinero a los dos Super PACs del PNP y PD.
Hace unos días trascendió que ya un grupo de empresarios organiza “Democracia es Prosperidad”. Este Super PAC, según la Oficina del Contralor Electoral, se creó en marzo pasado y ya en abril tenía recaudado poco más de medio millón de dólares. Ese Super PAC lo encabeza el amigo Manuel Reyes, veterano portavoz de sectores empresariales, primero como vicepresidente de la Asociación de Industriales, y hace casi 20 años como vicepresidente de la Cámara de Mercadeo, industria y Distribución de Alimentos (MIDA).
A Manuel lo conozco hace muchos años y le tengo un gran respeto en lo personal. Doy fe de su compromiso con el país y con mejorar la economía. Lo interesante es que ahora él representa la revelación de estos esfuerzos que los sectores económicos siempre hacían en cuartos cerrados, fundraisers privados en casas o en hoteles, sin que el púbico realmente supiera cómo lograban incidir en la política y en las decisiones que los afectan. Salvando las diferencias, es algo así como salir del armario. Los empresarios están diciendo de frente a los políticos: “queremos incidir y somos los que les damos dinero”.
Democracia es Prosperidad se reunirá con los candidatos para auscultar si endosan las propuestas empresariales y les harán campaña directa a quienes representen sus intereses empresariales. Me pareció estupendo que MIDA hablara claramente y promoviera su Super PAC con un vídeo en su convención. Apertura y transparencia es lo que estos tiempos exigen, y ya era hora que se hiciera.
Para organizaciones como MIDA, los Industriales, la Cámara de Comercio, los CPA, los desarrolladores y otros, estas aportaciones también los tienen que hacer pensar y actuar con cautela. Hasta ahora muchas entidades privadas han mirado hacia el otro lado sabiendo que los políticos que han endosado son corruptos. Callan porque su interés es enchufarse de los contratos y beneficios con fondos públicos. En realidad, también son los verdaderos mantenidos del gobierno. Su riqueza depende del contratito y el mantengo del gobierno. Por eso, mirar hacia el lado sabiendo que a quienes aportaron son corruptos, los hace igual de corruptos al liderato y a todos los miembros de esas entidades.
Cuando miro todos estos esquemas me pregunto, ¿y qué pasa con el ciudadano de a pie? ¿Quién lo defiende? ¿Qué político realmente responde por el ciudadano y no por el millonario que le dio dinero para su campaña? ¿Cómo se protege el ciudadano común y corriente de estos grandes intereses? ¿Es necesaria la transparencia voluntaria de estos aportadores o hay que obligarlos a que sean transparentes para sacarlos del clóset y así entender las prebendas a favor de sus intereses?
No tengo la menor duda de que esta contienda electoral medirá fuerzas entre ambos sectores. Quizás como nunca antes, la consigna será “los colmillús enchfados vs los revoltosos y pelús”, como dirán algunos políticos. Se olvidan de que estamos en otro Puerto Rico con mayor conciencia. Pero la pregunta es ¿de verdad lo estamos?