Las convicciones de los hermanos Pierluisi Insern demuestran las componendas de los poderes políticos, mediáticos y judiciales para que sólo se hable de las protestas y la gente olvide la corrupción
Publicada originalmente en !Ey!Boricua - https://eyboricua.com/opinion/caballeros-de-las-cortes-y-las-corbatas-de-la-corrupcion/ y en En Substack - https://sandrarodriguezcotto.substack.com/p/caballeros-de-las-cortes-y-las-corbatas?sd=pf
El reconocido criminalista Harry Padilla los nombró los “caballeros de las cortes”, pero quienes tienen los ojos abiertos les dicen “las corbatas de la corrupción”.
Se trata de los abogados que defienden a la gente más odiosa, detestable, peligrosa y maldita que habita en Puerto Rico: los corruptos que le roban al pueblo. Son peores que los narcos, porque los narcos probablemente mueran como consecuencia de sus actos delictivos, pero esos no. Los corruptos se quedan guisando y haciendo lo mismo.
Allí se escuchaba la voz de una mujer gritar que Walter Pierluisi hizo que le quitaran a su hija, pero nadie explicó nada y ningún periodista de los que estuvo allí, cubrió eso. Después siguió llegando gente, hasta que se apareció el excandidato independiente a la gobernación Eliezer Molina y les gritó corruptos a los abogados.
Cuando le gritó “el hermano de Héctor Ferrer”, el abogado perdió los estribos y se abalanzó a hacia Molina, pero lo aguantaron unos guardias y una reja que dividía el predio. El vídeo salió en todos los canales de televisión, en todos los medios digitales y fue el tema en la radio.
Rápidamente, uno tras otro de los abogados mediáticos, comentaristas, periodistas y sus respectivos medios salieron en defensa de los abogados. El reconocido abogado y comisionado electoral del Proyecto Dignidad, Nelson Rosario, dijo en sus redes sociales que “el abogado de Walter Pierluisi no se merece que por defender a su cliente lo insulte una turba. Tampoco quien defienda a Eliezer Molina, si es cierto que debe dinero al gobierno, y lo demandan, o si lo representan en una quiebra, no se merecería que lo insulte una turba”.
Ayer, el presidente del Colegio de Abogados, Manuel A. Quilichini, criticó el “deseo de protagonismo” de Eliezer Molina y dijo que los gritos e insultos de los manifestantes buscaban que fuera la opinión pública y no el tribunal quien adjudicara la justicia.
La justicia y la opinión pública, dos foros distintos que en Puerto Rico se entremezclan cada día más gracias al incesante dominio de los abogados mediáticos que violan cuanto canon de ética existe, y no les pasa nada. Desde el 2012 vengo denunciando esto de los abogados mediáticos que litigan sus casos en la prensa. Se les da ‘standing’ para hablar de cosas en vez de tener a verdaderos expertos en otros campos como la psicología, la consejería, la sociología o el trabajo social, porque se creen las autoridades en todo.
De hecho, ya para el 2018 en un análisis mediático identifiqué que los abogados son la clase social que manda Puerto Rico y eso, es un peligro real. No porque no sean importantes, porque lo son, sino porque imponen en la opinión pública las mismas tácticas que usan para ganar en corte. Muchas veces esas tácticas no son éticas ni reales. Un ejemplo fue precisamente esta discusión de la protesta frente al Tribunal Federal.
Hablando de justicia, ¿qué no hicieron ni los medios, ni Padilla, ni Quilinchini, ni muchos otros? Tener todos los puntos de vista del asunto para poder llegar a una conclusión acertada. Todos dijeron medias verdades y francamente, lo hicieron a sabiendas. El objetivo es seguir confundiendo y engañando al pueblo. Porque una cosa es que los abogados defiendan a sus clientes como hicieron Carlo y Ferrer, y otra muy distinta es minimizar el impacto de sus actos corruptos, como me decía una amiga abogada.
Ese mismo jueves, Molina compartió un vídeo en las redes sociales en el que aparece el audio de una conversación que tuvieron el mismo día Carlo y el exfiscal Ernie Cabán, en su programa “Los Fiscales” por WKAQ AM. Este fue el intercambio:
– “Vengo de la corte federal”, dijo Carlo.
-“¿Y qué pasó allí?”, preguntó Cabán.
– “Uno de mis clientes, esta tarde hizo alegación de culpabilidad. El exalcalde de Humacao se declaró culpable”, dijo Carlo.
– “Di el nombre”, pidió Cabán, pero Carlo lo ignoró. Se trataba del exalcalde Reynaldo “Rey” Vargas que se declaró culpable de participar en un esquema de corrupción con las compañías JR Asphalt y Waste Collection, y del que habría acumulado unos $15,000 mediante comisiones ilegales (kickbacks).
– “Es que son muchos”, dijo Carlo, refiriéndose a los corruptos. La realidad es que ya se han declarado culpables los alcaldes de Cataño, Guaynabo, Guayama, Aguas Buenas, Trujillo Alto y Humacao, entre otros.
– “Pero va a estar adentro. Es pa’dentro que va”, dijo Cabán.
– “Es un campamento”, le respondió, riendo de manera burlona, Carlo.
– “A un campamento voy yo”, dijo Cabán.
– “Bueno, yo estaba chequeando los campamentos. Hay campamentos que tienen campos de golf. Digo, no es que tú lo puedas usar, pero los tienen”, dijo Carlo, riendo y Cabán soltó una carcajada.
– “Tienen gimnasio”, añade Carlo, al hablar sobre esas cárceles tipo campamento.
– “Yo no quiero esos campamentos”, dijo Cabán.
– “Oye, pero esto son gente de mínima custodia. Es más, o menos las cosas que tú tienes en tu casa”, respondió Carlo.
Así siguió el audio donde dos exfiscales que ahora defienden a muchos de los que han sido convictos por corrupción. Se jactan por la radio de cómo logran acuerdos para que sus clientes no tengan que cumplir como cualquier otra persona.
¿Son realmente caballeros quienes dicen esas cosas en la radio? ¿Son caballeros de la corte o son caballeros del dinero? ¿Son socios de la corrupción? Yo creo que sí.
Cuando escuché el audio rápido pensé en Salil Zaveri, el empresario de Ley 20-22 (Ley 60) al que le echaron un año por matar a tiros a una perra en un campo de golf, pero al muchacho de Mayagüez que arrastró a una yegua en Añasco, y no la mató, le echaron 12 largos años. Claro, aquel muchacho era pobre, pero usaron la yegua como pretexto para meterle ahí castigos por pensiones alimentarias y otros casos que tuvo en el pasado.
Una cosa es defender los derechos de un acusado, otra es defender un pueblo y otra muy distinta es aprovecharse del sistema para seguir beneficiando a los que nos destruyen como sociedad. Una cosa es defender al cliente ante un juez y otra muy distinta es reírse del pueblo en radio, dándose golpes de pecho, diciendo que sus clientes van a un Country Club. Eso no se lo dicen a los del caserío ni a los de las parcelas.
Sólo a los de ellos mismos. Por eso, si los abogados cierran filas con esos corruptos, el pueblo no tiene esperanzas de justicia.
No se puede aplaudir lo que hacen Carlo, Ferrer, Quilinchini, Padilla y los demás al tratar de crear una distracción con el tema de la protesta, para que el pueblo se olvide de lo obvio: la corrupción de los Pierluisi. Lo que hay detrás de todo eso es mantener al pueblo sedado, para que no reaccione porque saben que quien piensa, actúa. La corrupción es nuestro peor flagelo, es la amenaza más latente contra la sociedad puertorriqueña. El que estos abogados la defiendan con sus hechos en las cortes y su discurso en los medios de comunicación, debe ser repudiado por todos.
Los hermanos Walter y Eduardo Pierluisi Insern, primos del gobernador Pedro Pierluisi, amasaron durante años y bajo administraciones penepés y populares sobre $73 millones en contratos para administrar residenciales públicos. Inflaban las facturas, cobraban por servicios de mantenimiento que no prestaban, se enriquecían ilícitamente, y dañaban a la gente pobre de nuestro país.
Si alguien vive en el “caserío” y se le cayó un gabinete, o le filtra el techo, o se rompió un tubo y el agua le dañó los muebles, no tenían servicio porque los hermanos Pierluisi se robaron el dinero que el gobierno federal asignó para atender esos problemas. Esa es la base que no podemos olvidar.
Hay muchos abogados buenos y éticos que todos los días trabajan bien por sus clientes y por el país. No pertenecen a la caterva de podridos que aplaude con sus acciones a la corrupción.