Viene un cambio, y puede que sea grande. Ya se anticipa. Algunos tienen miedo. Miedo a la competencia o miedo a lanzarse a la aventura. Otros como yo, lo vemos como algo natural y le damos la bienvenida. Es más, esperamos que suceda porque es una evolución normal. Es bien probable que entren nuevos miembros a la industria de las relaciones públicas tras lo ocurrido en Univisión Puerto Rico.
Es que cuando ocurren cambios grandes en el panorama de la industria mediática, como el desastre que pasó la semana pasada con las cesantías masivas de más de 100 profesionales de Las Noticias de Univisión, se anticipa que también ocurrirán cambios en otros segmentos del campo de las comunicaciones. Muchos buscarán empleo en agencias de publicidad y mercadeo, o en el gobierno. Otros intentarán como oficiales de prensa o en otras funciones de relaciones públicas.
Pasar de ser periodista a relacionista es algo bastante común, y viceversa. Después de todo, ambos oficios se relacionan al arte de comunicar, al derecho del público de estar informado y a la libertad de expresión. Ambos derechos están garantizados por las Constituciones del ELA y de los Estados Unidos. Por eso es que siempre se ve movimiento de un lado al otro.
En la historia política de Puerto Rico desde la época de Muñoz Marín y Ferré hasta Fortuño y García Padilla, en todos y cada uno de las administraciones de gobiernos siempre ha habido periodistas que ocupan posiciones de relacionistas. Van como asesores o como Secretarios de Prensa, o jefes de la Oficina Central de Comunicaciones . Es típico que los políticos quieran tener a su lado a alguien con la experiencia reporteril que les asesore sobre cómo deben comportarse, reaccionar y contestarle a los periodistas.
Hasta ahí, todo bien. El asunto es que así como el periodismo ha ido evolucionando de la maquinilla a las computadoras a la web, el oficio del relacionista ha ido cambiando a través de la historia. Por eso es imprescindible para los que quieran entrar al campo de las relaciones públicas, si no lo estudiaron como parte de sus bachilleratos en la universidad, el entender que tienen que adiestrarse e informarse de que esta profesión es altamente seria y exigente.
Para ser exitoso en las relaciones publicas no se puede entrar pensando que como uno fue reportero tiene las de ganar. Todo lo contrario. Se te hace más difícil porque tienes que probarte entre los relacionistas que no te aceptan y los periodistas que no te perdonan dar el salto. Tienes que probarte ante todos. Aunque estudié periodismo y relaciones públicas no había ejercido como relacionista, así que me matriculé en cursos cortos, me reuní con los relacionistas a los que respeto, compre libros y no he parado de seguir preparándome. En esto uno nunca para de aprender. Esto es vital porque uno tiene que repasar conceptos y preparar planes de comunicación. Saber la diferencia entre una estrategia y una táctica, además de tener destrezas de comunicación con los clientes y de empresarismo, que en el periodismo no se suelen dar.
Todavía recuerdo la primera conferencia de prensa que organicé hace como 12 años y un ex colega del periódico me dijo “Sandra, ahora eres una traidora, te fuiste para el lado negro”. Yo tragué gordo y le dije “No sé qué lado negro me dices porque soy negra completa. Esto es un trabajo serio, digno, ético y que requiere mucha responsabilidad. No acepto que me digas eso si desconoces lo que hago”. Así que esto no es tan fácil como se creen.
Lo primero que tienen que saber los que quieren ser relacionistas es que en Puerto Rico la ley exige estar licenciados para poder ejercer como relacionista en cualquiera de las funciones. Claro que hay muchos por ahí que violan la ley, pero en cualquier momento le imponen multas. Además, si se fue un periodista responsable y ético, se tiene que ser incluso más responsable y ético como relacionista. Esta ley se hizo como parte de la profesionalización del campo, para tratar de uniformar procesos y para demostrar lo complejo que es la función de las relaciones públicas.
Lo segundo que tienen que saber es que es difícil pasar del periodismo a las relaciones públicas. Soy y siempre seré periodista aunque no ejerzo como reportera en la calle. Soy relacionista y ejerzo en este campo. Como reportera que fui por tantos años, sé que muchos veían a los relacionistas como los antiéticos, los que obstaculizan el flujo de información, o incompetentes agentes de propaganda. Hay gente que así pero esos no son verdaderos relacionistas. Las relaciones públicas no son propaganda. Esto es una función gerencial fascinante y difícil. Como pasa en el derecho, hay especialidades. En mi práctica profesional las mías son desarrollo de estrategia, manejo de crisis y relaciones con la prensa. Hay otros que se especializan en mercadeo, legislación y cabildeo, redes sociales, comunicación organizacional o interna, comunicación de base comunitaria, corporativa, y otras como desarrollo de eventos.
De la manera en que se mueve la tecnología y la situación económica actual, exige que los profesionales de las comunicaciones tengan la mayor cantidad de experiencias posibles. Mientras más redondeados estén en el campo, mejor. Por eso es bueno que periodistas incursionen en este campo, así como que relacionistas escriban en medios, produzcan televisión o radio, o trabajen de la mano con publicistas. El medio lo exige así. Los clientes también lo exigen así.
Lo otro es que no se puede tener miedo. Cuando una se queda sin trabajo, especialmente en crisis despiadadas como lo que ocurrió en Univisión, es normal que hayan sentimientos encontrados. Pero de las crisis surgen oportunidades. Solo hay que respirar, sacudirse y caminar hacia adelante. Si optan por las relaciones públicas, a prepararse. El éxito es de quien lo lucha.
NOTA: Esta columna fue publicada en El Vocero el 10-21-14 http://elvocero.com/de-periodista-a-relacionista/ La publicación fue captada por el portal de relaciones públicas con sede en Argentina RRPPnet www.rrppnet.com.ar/ que también la publicó. Con la misma se inicia una colaboración con ese portal.