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Una boda y un entierro

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Después de la boda de Jennifer González hay que pensar políticamente acerca de los presentes, los grandes ausentes y el mensaje que enviaron al electorado



La boda de hace tres días sigue dando de qué hablar. Este casamiento entre la Comisionada Residente en Washington y Puerto Rico, Jennifer González con el estudiante JoséYovin Vargas, se ha convertido en el evento social del año y la fascinación pública persiste con muchos que comentan como si tratara de un evento de la realeza. El mayor deseo es que sean felices en su vida personal, eso es lo que debe imperar. Pero poco a poco empieza a salir lo que hay detrás de toda esa celebración.

Más allá de especular sobre lo que costó que es un asunto que no viene al caso, lo que si importa es ver quien estaba y quién era ausente. Observar como espectadores las transmisiones televisivas y luego, la abundante sucesión de fotos posando en todas las redes sociales, de quienes estaban diciendo “estoy aquí”, demuestran donde estaban las lealtades. No hay duda de que fue una fiesta para Jennifer González y un entierro para las aspiraciones políticas de Pedro Pierluisi. Eso es obvio.

Eso los medios corporativos ya lo están viendo y se aprovecharon de la coyuntura para generar ratings y clics, y por ende, publicidad. Imagino que las audiencias deben haber sido grandes. Eso lo dirá la firma Nielsen después. Las dos semanas anteriores el tema fue Bad Bunny, así que esta había que tocar la boda para no tener que lidiar con la realidad que tiene Puerto Rico de los asesinatos, los arrestos federales, la comunidad y de hasta un Centro Médico sin luz. Eso es muy duro y los medios corporativos necesitan la publicidad del gobierno que gane. Por eso se ubican desde temprano.

Los que estaban allí presentes se están alineando con quien entienden será la candidata. Aunque el gobernador estuvo, la verdad es que el respaldo era a la Comisionada Residente y ya los planteas se están alineando entre los que mas dinero aportan y los que quieren guisar cuando ella suba al poder.

Pierlusi, quien insiste en que buscará la reelección, tiene sobre su cuello la cadena de sus vínculos al Super PAC de “Salvamos a Puerto Rico”, y las investigaciones federales a ese caso apenas comienzan. Eso, y los nexos con la misma gente que aportó a la hoy acusada federal y exgobernadora Wanda Vázquez, lo alejan de ser viable a estas alturas.

Por eso es que hay que pensar quienes eran los presentes y sobre todo, quiénes eran los grandes ausentes a la boda. Quién posó y quien se calló la boca y se ha mantenido escondido de la opinión pública estos días. Más que nada, ¿por qué?

En todos los medios hubo cobertura amplia del evento. En las redes sociales todavía hoy siguen hablando de cómo lucían equis o ye. Abundan las sesiones de fotos y los reels de asesores, contratistas estatales y federales, cabilderos y contribuyentes a las contiendas electorales. Gran parte de la plana política y económica se juntó para llevar un mensaje “loud and clear”, porque las fotos dicen más que mil palabras. “Jgo is our candidate”, parecían decir.

Raro que no estaba Cari Pierluisi y su esposo Andy Guillemard. Si estuvieron en la boda, procuraron no salir en fotos ni en redes sociales. Guillemard está demasiado caliente y eso no conviene. Su cuñado, el gobernador, si estuvo, pero es que tenía que estar allí. Si se ausentaba de la boda de su compañera de gobierno hubiese sido de verdad un escándalo.

Entre otros grandes ausentes que no se vieron en fotos figura el senador Thomas Rivera Schatz. Tampoco se vio en fotos a representante José Aponte, pero si se vieron fotos, entre otros, de Gabriel Rodriguez Aguiló y Quiquito Meléndez. Creo haber visto a Johnny Mendez. Si a Georgie Navarro lo invitaron, parece que no lo dejaron posar para photo-ops.

Yanitzia Irizarry que fue alcaldesa de Aguadilla y dicen que la quieren para un puesto legislativo, dio cara. Igual hizo la exalcaldesa de Guayama Glorimarie Jaime, quien acaba de ganar la presidencia de PNP en ese pueblo y hace tiempo intenta un “comeback” como analista política de la mano de los exfiscales Osvaldo Carlo y compañía. ¿Y dónde estaban los cripto-empresarios a lo Brock Pierce y Logan Paul que no se dejaron ver?

Entre los que sí estaban allí posando fueron muchos de los vinculados al grupo que dominaba el Colegio de Médicos Cirujanos de Puerto Rico. El “combo agrandado” cómo les llaman a los médicos vinculados al PNP en la zona sur, en Ponce específicamente y que respaldaban la candidatura del expresidente Víctor Ramos, amigo de la comisionada Residente, estaba completo allí en su boda. Igual se vieron a varios cabilderos y contratistas.

Desde el sábado, varios líderes del Partido Popular Democrático intentan identificar si hubo alguna violación de ley o reglamento congresional al estar en un evento en el que hubo cabilderos y muchos contratistas. El problema es que no encuentran a ningún político que se atreva a servir de “gatillero o francotirador”, como ellos han denominado, a quien se atreva a criticar a la Comisionada Residente.

No encuentran a nadie porque allí hubo unos cuantos populares, desde la exgobernadora Sila Calderón y varios alcaldes y alcaldesas. Además, las legisladoras actuales del PPD no se quieren quemar con el PNP, según varios han expresado. No se atreven porque o los conocen o tienen miedo y están con los dedos amarrados.

Así que está boda terminó siendo una demostración más de hacia dónde se mueven los intereses económicos y políticos. Y es más que evidente donde están ahora las lealtades.


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