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Es mucho más que el aborto

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 La decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos al eliminar Roe vs Wade es mucho más amplia que prohibir el aborto. Amenaza el derecho a la intimidad, y lo cambiará todo

(NOTA: Esta columna de opinión fue publicada en Noticel el domingo, 26 de junio de 2022 - https://eyboricua.com/opinion/es-mucho-mas-que-el-aborto/ )

Cuando la mayoría blanca, republicana y conservadora del Tribunal Supremo de los Estados Unidos revocó el viernes  el famoso caso de  Roe vs Wade, mi mente regresó al pasado. Recordé mi primer encuentro con el aborto. Esta es una historia real que nunca he contado públicamente.

Ocurrió hace 35 años, cuando yo tenía apenas 18, comenzaba a estudiar el bachillerato en la universidad Rutgers en New Jersey y tenía un amplio grupo de amistades de todas partes del mundo. Una de esas amigas era Bernadette, afroamericana que estudiaba sociología, la primera en toda su familia en graduarse de escuela superior e ir a la universidad. Se había criado en la pobreza extrema y llegó allí por una beca. Un día me la encontré en el “dorm”, llorando desconsoladamente. Su novio José, un muchacho peruano criado en Jersey City, la había dejado cuando supo que ella quedó encinta. Ella lloraba porque sabía que un embarazo no deseado significaba tener que volver a la pobreza de la cual quería escapar con un título universitario.

Bernadette me pidió que la acompaña al “health center” de College Avenue porque tenía que decidir algo allí. Yo, casi sin entender qué era, la acompañé junto a otras amigas. Cuando llegamos al centro fue que supe que ella estaba buscando orientarse acerca de dónde podía ir a practicarse un aborto, pero aún no estaba decidida a hacerlo. Para mi fue un shock. Allí una consejera le dijo varias cosas y le explicó como era el procedimiento. Yo me sentía morir, aprendiendo de sopetón como era ese proceso. Después de todo, yo era una “nena buena” que venía de un colegio católico criada con monjas españolas, y eso de terminar embarazos era algo de que lo que nunca me hablaron.

Recuerdo que salimos de allí y regresamos al “dorm”, y ella se quedó conversando con las otras muchachas. Yo corrí hasta el teléfono público al final del pasillo a llamar a Puerto Rico. Llamé a mi mamá y le conté. Mami me dijo que era una decisión fuerte, y sin pensarlo dos veces, me dijo que le ofreciera a Bernadette que se fuera a mi casa, pariera en Puerto Rico y le dejara el bebé.

Mami me dijo que se lo adoptaría, y que como probablemente salía negro, podría pasar como hermano nuestro. Así que pensé que era una opción, y corrí de vuelta a ofrecerle esa otra alternativa. Mi amiga se sorprendió, al igual que las americanas que la observaban. “You can stay in my house in Puerto Rico, have the baby, and nobody will know”, le dije, algo esperanzada de tener a un nuevo hermano bebé.

Bernadette estuvo como cuatro días pensándolo. Al final de la semana, no la encontraba. Vine a verla par de días después, demacrada. Se había hecho el procedimiento porque decidió que no estaba preparada para ser madre ni mantener un bebé. Yo la abracé y juntas lloramos cuando me lo contó. Yo jamás olvidé esa tristeza que sentí al saber que había abortado. Por muchos años pensé en ella, y el viernes, Mami y yo la recordamos.

Han pasado 35 años y todavía me afecta recordar ese proceso, y lo mucho que ella sufrió. Con el tiempo, y en mi carrera como periodista he tenido que cubrir muchos casos de mujeres en situaciones parecidas. Adolescentes embarazadas o madres que maltrataron niños y vuelven a caer encinta por falta de educación. Nenas que han sido víctimas de violaciones, incesto y otras tragedias que son comunes, pero de las que en Puerto Rico no se quiere hablar. La carga emocional que esas maternidades conllevan y el estigma social que siempre ha rondado esos casos son elementos que nunca se escapan cuando una cubre ese tipo de noticias. Casi siempre son mujeres que vienen de la pobreza. Las que tienen dinero, pueden decidir más fácilmente sobre sus vidas.

Por eso hay que concluir que lo que decidió la mayoría conservadora en el Supremo el viernes afectará a toda una generación, particularmente de mujeres pobres y de minorías étnicas. La política conservadora que impone una sola visión de religión y creencias a quienes no creen en lo mismo, es lo más distante a una democracia. Es una tiranía. Es un símbolo de lo rápido que cambia el imperio americano, que como todo gran imperio, va camino a su autodestrucción.

Y hay muchos temas ausentes. En estas discusiones nadie legisla, por ejemplo, sobre los hombres. A ningún legislador se le ocurre radicar medidas para obligar a los hombres a hacerse vasectomías mandatorias, aunque son ellos los que fecundan. No. La carga siempre va sobre las mujeres. Para ellos el pene es sagrado. La carga, la culpa y la responsabilidad es de la mujer. Los conservadores no quieren controlar el fácil acceso y la tenencia de armas que provoca tantas matanzas de niños en las escuelas, pero sí hay que decidir sobre los cuerpos de las mujeres.

Se mueven las pasiones con mucha carga de doctrina. Rápido salen las feministas a gritar por sus derechos, pero, por otro lado, los fundamentalistas a sacar la Biblia y sus acólitos políticos a desplegar la soberbia, citando versículos que dicen ser la palabra de Dios, pero probablemente se copiaron de textos de los sumerios o de los egipcios en sociedades bien distintas, antes de los hebreos. De eso tampoco se habla porque la ideología de género o de religión, como pasa con el aborto, al final de cuentas son decisiones y creencias individuales. El derecho a la vida del feto vs el derecho a la vida de la madre. Esa es siempre la polémica.

Pero lo que decidió el Tribunal Supremo el viernes augura tiempos turbulentos. Ya lo advirtió el juez Clarence Thomas, al decir que lo próximo puede ser eliminar el matrimonio entre personas del mismo sexo, y otros casos que involucran el derecho a la intimidad. ¿Prohibir el consumo de cannabis medicinal vendrá después? ¿O llegarán hasta prohibir el matrimonio interracial?, algo que al mismo Thomas no le conviene porque su esposa es blanca. Hay muchos que quisieran regresar a la era de la segregación, y quizás a la esclavitud, dos leyes que existieron y  a pesar de ser crímenes contra lesa humanidad.

En su novela 1984 George Orwell escribió que la mentalidad de la opresión crea dos cosas fundamentales. La primera es que quien controla el pasado, controla el futuro, y la segunda es que quién controla el presente, controla el pasado. Los gobiernos en el poder tienen la habilidad de definir las visiones del mundo, redefinir paradigmas, maquillar hechos y reescribir la historia, al producir narrativas que muchas veces no son la verdad. Eso sucede con el aborto. Están reescribiendo la historia para que se olviden muchos derechos y muchas luchas de generaciones anteriores.  No me cabe la menor duda de que detrás de todo esto hay un produndo y calculado componente de racismo, porque las más afectadas serán las mujeres en grupos minoritarios.

Si fuera hoy, una mujer como Bernadette tendría que dejar de estudiar, vivir del mantengo y ser madre sin quererlo o sin estar lista. Lo que nos queda a todos, es luchar. No se puede mantener el silencio.


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